julio 26, 2010

2012

John M. Ackerman

Frente al monumental fracaso del gobierno de Felipe Calderón para resolver los problemas más elementales del país, es de celebrarse el inicio anticipado de las campañas presidenciales para 2012. La competencia por la Presidencia de la República podría servir como el marco perfecto para el surgimiento de un verdadero debate nacional sobre el futuro de la nación. Lo último que México necesita es otro llamado estéril a la unidad encabezado por un gobierno sin legitimidad. Al contrario, hace falta un gran despertar social en el que la ciudadanía se haga cargo de construir y proponer soluciones innovadoras para su propio futuro.

Ante la gravedad de la situación nacional, México no puede permitirse el lujo de elegir otro burócrata gris o populista dicharachero. El país entero reclama que su próximo presidente sea un auténtico líder con una gran sensibilidad social. Tendría que ser alguien con la capacidad para articular una nueva visión nacional y con la disposición para trabajar junto con los sectores más agraviados de la sociedad para lograr los cambios urgentes en materia económica, política y social.

La caballada está flaca. En el Partido Acción Nacional (PAN) los pocos candidatos con algunos principios auténticamente panistas, como Santiago Creel o Manuel Espino, son precisamente los que menos posibilidades tienen de lograr la candidatura presidencial. Por su parte, la eventual candidatura de alguno de los personeros del minigabinete de Calderón, como Lujambio, Molinar o Lozano tendría pocas o nulas posibilidades de ganar.

En el Partido Revolucionario Institucional (PRI) la situación no pinta mejor. Aun con todo el apoyo de Televisa, Carlos Salinas y una amplia diversidad de medios impresos, Enrique Peña Nieto simplemente no ha sido capaz de articular una visión nueva para el país o de acercarse verdaderamente a la ciudadanía. Un solo debate público sin guión con sus adversarios sería suficiente para romper la burbuja mediática de popularidad que se ha generado a su alrededor. Su carencia de capacidades analíticas y de liderazgo auténtico se hará patente muy pronto. Por su parte, a menos de que la población mexicana de repente sufriera de un ataque de amnesia colectiva, resulta difícil creer que Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes o Emilio Gamboa puedan ganar la confianza de la ciudadanía como candidatos presidenciales.

En contraste, la izquierda está inmejorablemente posicionada para conquistar la silla presidencial en 2012. Su relativa debilidad en cuanto a posiciones políticas tanto en el Congreso federal como en las entidades federativas esconde un hecho innegable: sigue siendo la única fuerza política que tiene arraigo social y de manera creíble podría encabezar una renovación en la vida pública nacional. Si el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo y Convergencia aprovechan la oportunidad, podrían encaminarse desde ahora a una victoria en 2012.

Tomando en cuenta esta ventaja comparativa de la izquierda en relación con las otras fuerzas políticas, sería un verdadero desperdicio que estos partidos escojan como su candidato en 2012 simplemente a un guapo o un tecnócrata. Bajo este escenario, en lugar de explotar su fortaleza, las fuerzas progresistas se colocarían en una posición de plena desventaja al acceder jugar en la cancha determinada por los adversarios.

Hasta la fecha, Andrés Manuel López Obrador es el único que ha sido capaz de articular un discurso consistente de renovación de la política nacional. Él, además, es el único que se ha preocupado por acercarse de manera sincera a las inquietudes ciudadanas al visitar todos y cada uno de los municipios del país.

Como cualquier ser humano, López Obrador no es perfecto. Puede disgustar a muchos su terquedad o falta de autocrítica. Pero comparado con los enanos que pueblan el escenario público de hoy, AMLO destaca como un verdadero dirigente.

Sólo si de forma milagrosa apareciera en los próximos meses algún nuevo líder social, los ciudadanos preocupados por el futuro del país tendrían que apoyar las aspiraciones presidenciales de López Obrador. No se trata de entregarse de manera acrítica al mesías tropical ni de estar de acuerdo con todas las posiciones y pronunciamientos del ex jefe de Gobierno del Distrito Federal. Al contrario, habría que someter a López Obrador a la misma crítica exigente que él ejerce sobre los integrantes de la clase política, muchos de los cuales, por cierto, también participan en el mismo movimiento de AMLO.

México tiene la urgente necesidad de romper con décadas de presidentes mediocres y populistas. Tal como ocurrió hace 100 o 200 años, ha llegado la hora de que se articulen los liderazgos políticos y las inquietudes sociales. El programa que López Obrador presentó ayer en el Zócalo capitalino sin duda ofrece esperanzas para que podamos vivir otra transformación radical en el siglo XXI.

La izquierda y el 2012

Arnaldo Córdova


Todo mundo lo dijo: Andrés Manuel López Obrador se puso en campaña de nuevo al día siguiente de que se consumó el fraude de 2006. No les parecía sino que, al perder y demostrar ser mal perdedor, de inmediato se ponía en marcha para contender por la Presidencia de la República de nuevo en el 2012. Poco caso se hizo de esa muestra de autocrítica que el candidato de la izquierda dio después de aquellas elecciones: había habido muchas deficiencias en la organización para la contienda electoral; una enorme cantidad de casillas no se había cubierto, faltando representantes que no asistieron o, de plano, fueron ignoradas por la logística partidista. Así, no se podía hacer nada. Había que organizarse para que, en el futuro, no volviera a ocurrir. Y sí, López Obrador se aplicó de nuevo al trabajo.

Muy lejos estuvo nuestro candidato presidencial, empero, de mostrar deseos de venganza por la derrota, considerando que no había sido derrotado de verdad, sino despojado de un triunfo que estaba a la vista de todos. Su decisión de emprender de nuevo la movilización obedeció, más bien, a lo que le resultaba de ese ejercicio autocrítico y lo dijo muchas veces, más o menos en las mismas palabras: Nos robaron la elección, pero también tuvimos muchas fallas y lo que nos faltó fue organización. Para que no vuelva a pasar eso, hay que construir, desde ahora mismo, esa organización de masas que nos faltó. Esa autocrítica entrañaba también, sin duda alguna, una crítica a su partido, el PRD, que no había sabido proporcionar esa organización.

López Obrador recorrió desde entonces varias veces el país, creando una organización paralela de la partidaria que a muchos les disgustó dentro del PRD. Está formando un nuevo partido, su partido, se dijo en numerosas ocasiones. No era así. Lo que él buscaba era organizar directamente al pueblo con vistas, sí, a las siguientes elecciones presidenciales; pero de ninguna manera estaba auto postulándose para una nueva candidatura. En ese momento, a él no le interesaba eso en absoluto y lo dijo todo el tiempo. Ya ese mismo movimiento que estaba formando decidiría quién sería su próximo candidato y luego, cuando comenzó a perfilarse la precandidatura de Marcelo Ebrard, comenzó a afirmar que el candidato sería el mejor posicionado, vale decir, el que recogiera los mayores consensos entre los partidos y la ciudadanía.

A lo largo de todo ese tiempo, desde 2006, el tabasqueño ha tratado de forjar esa organización que a la izquierda faltaba del único modo que puede hacerse para que se vuelva permanente y sólida: recurriendo al contacto permanente con la gente del pueblo a todo lo largo y ancho de la República. En este sentido, López Obrador ha logrado algo que ningún político se sueña: conocer por sí todos los municipios de México y dejar en cada uno de ellos un contingente organizado, a veces numeroso a veces modesto, listo para actuar en cada momento.

Es cierto que el Peje jamás ha dejado de andar en campaña por la Presidencia de la República en 2012; pero desde el principio dejó en claro que no era atendiendo a una ambición personal, sino mirando al futuro de la izquierda, la que no debía volver a presentarse tan desarmada como lo hizo en las elecciones de 2006. Lo que importaba era darle a la izquierda esas armas de las que había carecido en aquella ocasión y que consistían, esencialmente, en una organización nueva de masas, con una gran capacidad de movilización y de concentración. Como para demostrar su dicho, empezó a llenar con cientos de miles de seguidores nuestra plaza principal. Nadie lo ha hecho ni tantas veces como él.

Y mientras el movimiento se desarrollaba pujante, creando una conciencia participativa en millones de ciudadanos y, lo más importante, un compromiso con la nación, el PRD se despeñaba en las pugnas internas y se desdibujaba como una verdadera opción partidista. Ese proceso se hizo irreversible desde que los chuchos asaltaron el poder avalados por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que reconoció su preponderancia en el partido. Entonces comenzaron sus deslindes respecto de y sus francos ataques a López Obrador y a su movimiento cívico. Curiosamente, fue ese movimiento el que comenzó a ganar batallas, como la del petróleo, y el que empezó a sumar fuerzas que antes eran extrañas a o que estaban alejadas de la izquierda.

Han sido esas batallas memorables las que le han dado nombre. Ahora se presenta como el Movimiento en Defensa de la Economía Popular, el Petróleo y la Soberanía Nacional. El PRD, sobre todo a partir de que hizo suya la línea trazada por Manuel Camacho Solís, de aliarse con la derecha y con cuantos se dejaran para conseguir objetivos puramente pragmáticos, ha dejado de tener la muy pálida identidad que tenía desde su fundación. Sigue siendo el mayor y más representativo partido de izquierda, pero el hecho es que él mismo ha contribuido a que el mismo concepto de izquierda pierda sentido. Tendremos que identificar una y otra vez a la izquierda, por lo menos para saber quiénes la forman hipotéticamente.

Cada vez son menos. Una vez contábamos en ese campo a los priístas nacionalistas y a los viejos lombardistas. Ellos ya no existen. Ahora sólo quedan tres partidos, el PRD, el PT y Convergencia. En el PRI, aunque a muchos no les guste oírlo, ya no hay izquierdistas y ni siquiera centristas. En el PAN nunca los hubo, aunque sí muchos espíritus esclarecidos que también se fueron. El PT es un amasijo de viejos grupos movimientistas que carece de una verdadera identidad partidaria e ideológica, pero lo consideramos de izquierda. Convergencia es un grupo formado en torno a su líder, Dante Delgado, que no siempre logra uno definir con precisión. El PRD es la única gran fuerza partidista de izquierda, pero ahora deshilachado y copado en su dirección por un grupo mafioso y faccioso que lo está destruyendo ineluctablemente. Como gran fuerza de izquierda no queda más que el movimiento cívico lópezobradorista.

Este movimiento es obra de millones de mexicanos que desean volver a creer y actuar cohesionados por un gran líder de masas, claro en sus planteamientos y carismático, como respuesta popular a la impostura y a la pésima política de los círculos gobernantes que han hecho trizas nuestra economía y todas sus instituciones igualitarias y justicieras. Es la respuesta que viene desde abajo al mal gobierno, a la impunidad, al latrocinio y a la desvergüenza de quienes se han adueñado del poder y de la riqueza pública. Que López Obrador haya hecho pública su decisión de contender de nuevo por la Presidencia de la República creo que a nadie debería sorprender, en primer lugar, porque muy pocos como él tienen algo que ofrecer como candidatos de la izquierda y, en segundo lugar, porque nadie como él ha sabido forjar un movimiento de masas que quiere luchar por el poder y encumbrar en el mismo a uno de los suyos.

julio 26, 2006

Quince preguntas y respuestas sobre las elecciones en México


Miguel Pickard *

1) ¿Cuáles son los resultados de la votación del 2 de julio, 2006, hasta hoy divulgados por el IFE (Instituto Federal Electoral)?Los resultados dados a conocer el 5 de julio, 2006 por el IFE son los siguientes, habida cuenta que el candidato de la Coalición por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), los ha impugnado y, frente a todas las irregularidades observadas el día de las elecciones y posteriormente, deberán considerarse como provisionales:

Felipe Calderón Hinojosa 15,000,284 35.89%
Andrés Manuel López Obrador 14,756,350 35.31&
Roberto Madrazo Pintado 9,301,441 22.26%
Patricia Mercado Castro 1,128,850 2.7%
Roberto Campa Cifrián 401,804 0.96%
Candidatos no registrados 297,989 0.71%

Votos nulos - 904,604 2.16
TOTALES - 41,791,322 100

FUENTE: Instituto Federal Electoral (IFE), (Informe del Secretario Ejecutivo, Cómputo Distrital)

El abstencionismo fue un poco más del 40% del padrón electoral, el cual tiene registradas a 72 millones de mexicanos. Hubo 5% más abstencionismo que en los comicios de 2000, pero bastante menos que en 2003.


2) ¿Hubo fraude?

Sí, de varios tipos. Hubo fraudes y manipulación del voto antes del día de las elecciones que el IFE no logró corregir, a pesar de tener los medios legales para hacerlo, y hubo un fraude el 2 de julio y en los días siguientes. Existen distintos tipos de fraude, incluido el cibernético, que revisaremos más adelante.

Partimos de un supuesto: la mayoría de las élites de este país y el gobierno de EEUU no querían que Andrés Manuel López Obrador llegara al poder. Discrepamos con otros analistas que daban por segura la victoria de AMLO porque, decían, las élites se habían conciliado con la idea de trabajar con un presidente de la izquierda "lait". Si bien pudo ser el sentir de parte de la élite, creemos que la línea dura prevaleció y hace tres años se empezó a fraguar una serie de acciones (ver la siguiente pregunta) para impedirle el ascenso a AMLO a la presidencia.

Otras opiniones, de perspectiva más amplia, apuntan al gran fraude que resulta ser la democracia, tal como se ejerce en México hoy, y el papel de los partidos políticos y las elecciones en esta forma de gobierno. A grandes rasgos, es el cuestionamiento que hacen los zapatistas sobre el sentido de las elecciones en una democracia formal que no responde a los intereses de la mayoría y que comentaremos más adelante.


3) ¿Qué tipo de fraude hubo antes del día de las elecciones?

Hubo muchos pequeños, medianos y grandes fraudes antes del 2 de julio. Aquí enumeramos algunas de las acciones fraudulentas realizadas para influir en forma ilegal, o extralegal, en el resultado de las elecciones:
En 2003, el PRI y el PAN llegaron a un acuerdo para designar a los 10 consejeros del IFE, sin representante del PRD. Estos consejeros deberían ser de la "sociedad civil" pero responden siempre a los intereses de los partidos que los nombraron. El PRD no logró colocar a ningún consejero y posteriormente recibió críticas por el espacio que "cedió" a los otros partidos en el IFE, pues "también se mostró incapaz de hacer una negociación." [según Alberto Aziz Nassif en su columna en El Universal, 11/07/06]

En 2004 estallaron los video escándalos, grabaciones de altos funcionarios del gobierno de AMLO en el momento de recibir fajos de billetes por "atenciones" que hicieron, o debían hacer, a favor del empresario Carlos Ahumada. La forma en que se hicieron las grabaciones y su "filtración" a los medios masivos de comunicación, principalmente al duopolio televisivo, Televisa y TV Azteca, llevaron a AMLO a denunciar un complot para socavar su imagen y prestigio.

En 2005 se intentó desaforar a AMLO, mediante una alianza PAN-PRI y la intervención de los tres poderes, por el supuesto desacato de parte de la administración de AMLO en la Ciudad de México de un amparo judicial. Comenta el historiador Lorenzo Meyer, "el empeño del Presidente por conseguir [el] desafuero de [AMLO] como jefe de Gobierno del Distrito Federal...fue el pulso político más significativo de la Presidencia de Fox" [Meyer en su columna en Reforma, 29/06/06].

Ya en 2006, y en plena campaña electoral, hubo miles de anuncios televisivos, pagados por el CCE (Consejo Coordinador Empresarial) y las empresas Bimbo, Coca-Cola, Jumex y Sabritas (filial de la PepsiCo) y otras, a fin de promover la "campaña de temor" en contra de AMLO, advirtiendo que era "un peligro para México". ["Denuncia AMLO ilegal apertura de paquetes", La Jornada, 12/07/06]. Algunos analistas atribuyen la exagerada represión estatal en 2006, y las resultantes muertes, contra varios movimientos sociales (mineros de SICARTSA, Atenco, maestros en Oaxaca), a un intento de crear un clima de zozobra e incertidumbre que luego, mediante la "campaña de temor", se asoció con la izquierda electoral y la "inestabilidad" que conllevaría su triunfo en las urnas.

A lo largo de 2006, el presidente Vicente Fox intervino públicamente a fin de favorecer la campaña de Felipe Calderón. Un editorial de La Jornada comenta:

"el gobierno federal se inmiscuyó en forma desembozada en las campañas y desde que el Consejo General del IFE no quiso o no pudo controlar los excesos, los golpes bajos y las guerras de lodo, ni las intromisiones ilegales de grupos empresariales en el terreno de la propaganda partidista para descalificar en forma no muy sesgada a López Obrador e inducir el voto por Calderón Hinojosa ["Detener la crispación", La Jornada, 19/07/06].

Unos días antes de las elecciones, la periodista Carmen Aristegui demostró en un noticiero que, entrando a una página del PAN y utilizando una clave secreta que le había sido "filtrada", se podía tener acceso al registro electoral de todos los ciudadanos mexicanos inscritos en el IFE. El PAN no tenía porqué tener esa lista y, es más, su posesión constituye un delito electoral ["Sale a la luz el uso ilegal del padrón de parte de Calderón", La Jornada, 27/06/06].

Lo anterior tiene que ver con otra situación anómala, revelada a pocas semanas de las elecciones, de la contratación de la empresa Hildebrando por el IFE a fin de elaborar la paquetería para el conteo computarizado de los resultados electorales. Esta empresa es propiedad de Diego Hildebrando Zavala, cuñado de Felipe Calderón. Es probable que la filtración de datos confidenciales del IFE al PAN se haya dado por medio de Hildebrando que, en el descargo de su contrato con el IFE, tuvo acceso a información sensible. Se ha comentado ampliamente en la prensa escrita sobre lo fácil que es insertar en la paquetería un algoritmo a fin de sistemáticamente descontar votos contabilizados para AMLO y sumar votos para Calderón. Según Manuel Patiño, con 22 años de experiencia en el diseño de programas de cómputo y encuestas para instituciones como Pronasol y Sedeso, el fraude cibernético es "muy fácil de hacer y muy difícil de detectar" [columna de Jaime Avilés, La Jornada, 03/06/06].


4) ¿Qué fraudes hubo el día de los comicios?

Hubo fraudes de todo tipo. Por ejemplo, hubo coacción del voto. Aquí damos un solo ejemplo, pero tal vez representativo: el gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz le prometió al candidato del PRI, Roberto Madrazo, entregarle miles de votos y por tanto ordenó a los burócratas de su gobierno votar por el PRI. Siendo el voto supuestamente secreto, la comprobación se logra exigiendo a los burócratas que lleven a la mampara de votación un teléfono celular con cámara y, después de cruzar el emblema del PRI, sacar una foto de la boleta. Luego la foto se entrega a una persona previamente indicada para el efecto. [Gustavo Esteva denuncia lo anterior en entrevista radiofónica, http://www.keller.com/~reyes/radiozapatista/--Ver "últimos programas", 12 de mayo, 2006, entrevista a Gustavo Esteva, parte 1].

Hubo urnas embarazadas, es decir, casillas donde el voto total para todos los candidatos excedió el registro de personas en esa comarca. El Sol de Irapuato en línea, lejos de ser de una cadena de izquierda, cita a varios voceros del PRD que afirman que en el estado de Guanajuato---terruño de Fox---hubo grandes irregularidades: urnas embarazadas, grandes acarreos, relleno de urnas, "gran cantidad de votos nulos, que eran a favor de AMLO" y "casillas especiales [que] sirvieron para duplicar la votación a favor del PAN" [columna de Julio Boltvinik, La Jornada, 07/07/06].

En el PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares---mecanismo de "conteo rápido" para detectar la tendencia de la votación el mismo día de las elecciones), el IFE omitió contar 11 mil 184 casillas por supuestas "inconsistencias", sin informar al público en general. Al no tomarlas en cuenta, el margen de ventaja otorgado en ese momento a Calderón fue mayor, pues las casillas "inconsistentes", que reportaban 2.5 millones de votos, arrojaron más votos por AMLO que por Calderón.

Científicos mexicanos han mostrado evidencias que "los datos del PREP y del conteo distrital, tal como se fueron mostrando gradualmente en el tiempo, con sus secuencias absolutamente ordenadas y predecibles, constituyen eventos, según el físico Víctor Romero Rocín---uno de los participantes en el programa---si bien no imposibles, "tan poco probables como sacarse la lotería tres veces seguidas"...La razón fundamental para tal afirmación es que la evolución del resultado electoral, conforme se iban contabilizando las casillas, tiene un comportamiento que estadísticamente es prácticamente imposible." [columna de Julio Boltvinik, La Jornada, 21/07/06].

Ante 1.5 millones de personas el 16 de julio, concentradas en el zócalo de la Ciudad de México, AMLO sintetizó el tamaño del fraude de esta manera: el 60 por ciento del total de las actas contienen "errores aritméticos. Lo aclaro más: hay cerca de un millón y medio de votos no sustentados en boletas electorales. O sea, las actas de escrutinio no reflejan la verdadera votación, porque apuntaron más o menos votos". ["Hay un millón y medio de votos sin sustento", La Jornada, 17/07/06]


5) ¿Y los fraudes después del 2 de julio?

También los hubo. Por ejemplo:
El IFE dispuso abrir el 40% de los paquetes electorales "sin el conocimiento de los partidos políticos y sin autorización del tribunal electoral, para cuadrar las cifras" [columna de Luis Hernández Navarro, La Jornada, 18/07/06].

Se han encontrado paquetes electorales tirados en la basura. La Jornada reportó que "al menos ocho talonarios -a los que arrancaron las boletas para la votación de Presidente de la República, senadores y diputados-, así como actas de escrutinio, acreditaciones, mamparas y otros materiales del IFE fueron abandonados frente al tiradero de basura Neza III, en Nezahualcóyotl, estado de México." ["Por todo el país surgen pruebas de las anomalías", La Jornada, 05/07/06]


6) ¿Hubo manipulación desde el extranjero?

Por supuesto. Históricamente EEUU nunca ha perdido oportunidad de influir en las elecciones de países que considera geopolíticamente estratégicos. Según el periodista Greg Palast, el gobierno de Bush contrató (sin licitación) a la empresa estadounidense "Choice Point", para recabar información sobre "extranjeros peligrosos". Parece que todos los mexicanos lo somos, pues la empresa adquirió los registros de los "ciudadanos mexicanos" (es decir, las listas electorales del IFE), además de los registros de los mexicanos con licencia para manejar, de los mexicanos con teléfono, y el registro de todos los vehículos en México. Resulta que Choice Point es la empresa que elaboró una lista de residentes del estado de Florida, donde Jeb Bush, hermano del presidente, es ahora gobernador.

Según Palast, Jeb Bush usó las listas de Choice Point para "rasurar" las listas electorales de gente propensa a votar por los demócratas (unos 94 mil nombres), asegurándole así a su hermano la presidencia en el 2000. La sospecha de Palast es que las listas que Choice Point obtuvo en México fueron utilizadas para detectar a partidarios de López Obrador y rasurar sus nombres del registro electoral antes de las elecciones del 2 de julio. [Ver http://www.gregpalast.com/stealing-mexico].


7) ¿Cuál ha sido la respuesta de los candidatos ante las acusaciones de fraude?

Patricia Mercado (PASC) y Roberto Campa (PANAL) han avalado el triunfo de Felipe Calderón. Sus motivos no están muy claros, pero se nos antoja pensar que el hacerlo les facilitaría un empleo en la próxima administración, si Calderón finalmente es declarado el vencedor. El candidato del PRI, Roberto Madrazo, también reconoció el triunfo de Calderón, pero su motivo es probablemente diferente. No tendrá empleo en una eventual administración de Calderón, pero podría estar "posicionando" al PRI para cobrarle favores al PAN en la próxima sesión legislativa.


8) Independientemente del fraude, ¿qué tendencias claras se produjeron el 2 de julio?
El PRI parece estar desahuciado como fuerza política en el país. Tras su derrota en 2000, el PRI no desapareció como muchos analistas vaticinaron y de hecho se mantuvo como la segunda fuerza electoral. En 2006, el descalabro es mayor, pues no atrajo el voto de nadie, aparte de su tradicional (pero menguado) "voto duro". De nuevo los vaticinios de su próxima muerte no han faltado, pero un pronóstico más realista es que seguirá con vida todavía unos años (con un nombre nuevo, o bien mediante una "transformación profunda") hasta que al final pase a la irrelevancia política. Ese momento no ha llegado pues su fuerza en el próximo congreso lo ha convertido en el fiel de la balanza entre diputados del PAN y los de la Coalición por el Bien de Todos (PRD, PT, Convergencia).

Las divisiones en el país se hicieron más evidentes. Electoralmente el país está escindido en dos: el norte relativamente menos pobre votó por Calderón (excepción hecha de Baja California Sur y Zacatecas) y el sur relativamente más pobre votó por AMLO (excepción hecha de Yucatán). El número de entidades es parejo: 16 estados para Calderón, 15 estados más el Distrito Federal para AMLO. Sin embargo, en términos de población las 16 entidades que votaron por AMLO tienen más población (54%).

El proceso electoral está en crisis. Después de las componendas del PAN y el PRI por ocupar todos los lugares de consejero electoral, de la lentitud con la que resolvió la solicitud de prohibición de los anuncios televisivos que enlodaban la imagen de AMLO, y de los desaguisados políticos del presidente del IFE, Carlos Ugalde, el día de las elecciones y después, la objetividad del IFE ha perdido credibilidad. En un editorial, La Jornada expresó esta situación de la manera siguiente: "El golpe más devastador a la credibilidad de esa institución [IFE] no fue propinado por quienes hoy cuestionan las cuentas oficiales de votos, sino por el propio Luis Carlos Ugalde y el resto de los consejeros, quienes hasta la fecha han sido incapaces de explicar de manera convincente las muchas inconsistencias y contradicciones de los dos conteos realizados" ["Detener la crispación", La Jornada, 19/07/06].

Otros comentaristas van más allá: "Es necesario aceptar que el esquema presidencial no es útil para México, y mucho menos en las condiciones actuales. Es necesario aceptar que un formato semiparlamentario nos ayudaría mucho a resolver la parálisis de los últimos nueve años, abriría el espacio para la mejor participación de fuerzas políticas, liberaría a muchos políticos que hoy están en partidos que no les gustan, en suma: nos permitiría reflejar mejor lo que los mexicanos quieren." [columna de Macario Schettino, El Universal, 04/07/06]


9) ¿Cuál será la composición del nuevo Congreso de la Unión?

Si los resultados se mantienen, de 128 escaños en el Senado, la distribución a partir del 1º de septiembre próximo será la siguiente: PAN 52 (40.6%); Alianza por México: 39 (30.5%); Alianza por el Bien de Todos: 36 (28.1%); PANAL: 1 (0.78%); PASC: 0.

En la Cámara de Diputados, de 500 escaños, la distribución será la siguiente: PAN: 206 (41.2%); Coalición por el Bien de Todos: 159 (31.8%); Alianza por México: 122 (24.4%); PANAL: 9 (1.8%); PASC: 4 ( 0.8%).

El PAN es la primera minoría en ambos casos, con alrededor de 41% de los escaños. Pero su fuerza es considerable mayor pensando que en el caso de las alianzas los escaños tendrán que repartirse entre los partidos integrantes. Dentro de la Alianza por México, la fuerza mayor, el PRI, tendrá que otorgar algunos escaños a su socio el PVEM; y la Coalición por el Bien de Todos, el PRD llegará a acuerdos con sus socios, el PT y Convergencia.

En el Senado, el PAN necesitará el voto de todos sus senadores y tendrá que negociar con los otros partidos 63 votos adicionales para tener la mitad más uno de los escaños y obtener una mayoría. No se antoja fácil, pues ni siquiera si el PAN lograra negociar el voto de todos los senadores que tendrá la Alianza por México (PRI + PVEM) obtendría una mayoría. La tarea se le facilita más al PAN en la Cámara de Diputados, pues con el voto de todos los de su bancada, más los votos de la Alianza por México, tendría una mayoría simple. En resumen, se prevé un nuevo congreso de constantes componendas a puerta cerrada.


10) ¿Cuál ha sido la actitud de los zapatistas ante las elecciones?

Desde la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, los zapatistas han rechazo el proceso electoral, sin llamar abiertamente por el abstencionismo, pero sí a que el pueblo se organice. (Sin embargo, el observador Massimo Modonesi apunta, "objetivamente la postura de los zapatistas impulsó una línea abstencionista, sostenida en particular por los tradicionales grupos de extrema izquierda al interior de la Otra Campaña (LOC)". (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=34231).

El mensaje ha sido claro en el sentido de que LOC no es electoral, pues no se busca la toma de poder, sino la construcción del poder del pueblo en un proceso de largo plazo que primero cree movimientos a nivel nacional. El subcomandante Marcos (o el Delegado Zero) afirma que hubo fraude, pero que "se van a arreglar arriba y todo lo que se gastó en propaganda y en mantener al IFE fue inútil. Después de este proceso tan largo, desgastante y fastidioso para el pueblo, van a decidir los liderazgos de los partidos, el TEPJF o la Suprema Corte de Justicia...Eso va a acabar por desfondarse. Hay que mirar hacia abajo y organizarnos para presentar una alternativa de izquierda a la crisis que viene...En determinado momento, LOC podrá presentarse ante la población con otra cosa, diferente al sistema político". [entrevista de Hermann Bellinghausen, La Jornada, 07/07/06]


11) ¿A quién le toca decidir sobre la inconformidad de AMLO?

Le toca al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), comúnmente conocido como "TRIFE". Tiene hasta el último día de agosto para emitir un fallo respecto a las impugnaciones (el proceso es llamado formalmente "presentar un juicio de inconformidad") que ha promovido AMLO (respecto a 50 mil casillas). El PAN también impugnó los resultados de 500 casillas. El Tribunal Electoral tiene un plazo perentorio, hasta el 6 de septiembre, para decidir quién ganó. Sin embargo, si el TRIFE espera hasta el último día de agosto y resuelve en ese momento que se cuenten todos los votos, boleta por boleta, como lo pide AMLO, podría falta tiempo suficiente para terminar antes del 6 de septiembre, pues se tendrían que contar casi 42 millones de boletas.


12) ¿Cuáles son los posibles fallos que podrían hacer los siete magistrados del TRIFE?

El TRIFE podría desechar todas, o algunas, de las impugnaciones y otorgar el triunfo a Felipe Calderón.

Podría admitir las impugnaciones y, por el estrecho margen de supuesto triunfo de Calderón, ordenar un conteo de todos, o de algunos, de los 130,788 paquetes electorales. Podrá también reponer votos supuestamente "anulados" pero que resultan dar el voto a uno de los candidatos, además de nulificar casillas fraudulentas. El resultado de este segundo conteo "voto por voto" arrojaría el nombre del ganador de los comicios del 2 de julio. Sin embargo, hay otra posibilidad: el TRIFE podría anular toda la elección, si considera factores que van más allá del mero día de las elecciones. Por ejemplo, si pondera la injerencia de Fox y del gobierno federal a favor de Calderón, de la injerencia de otros actores como el CCE (Consejo Coordinador Empresarial), además del fraude cibernético, podría declarar la "nulidad abstracta" y ordenar la realización de nuevas elecciones. ["Nulidad abstracta, vía para proteger la libertad de elección", La Jornada, 21/07/06].


13) ¿Existen otras opciones aparte de un eventual triunfo de AMLO o Calderón?

Si el TRIFE anula todo el proceso electoral para presidente, el nuevo congreso nombraría a un presidente interino. Se barajan en la prensa los nombres de Juan Ramón de la Fuente, actual rector de la UNAM, José Woldenberg, ex consejero presidente del IFE y de Cuauhtémoc Cárdenas, otrora llamado el "líder moral" del PRD. Se realizarían nuevas elecciones en un plazo no mayor de un año.


14) ¿Qué sigue?

AMLO ha llamado a sus seguidores y a la población en general a defender su voto, movilizándose para exigir un recuento de los resultados voto por voto. Por ello, el 16 de julio se produjo la concentración más numerosa en la historia política de México en el zócalo de la capital, en donde alrededor de un millón y medio de personas se congregaron. Ahí AMLO llamó a la resistencia civil y pacífica y a otra concentración el 30 de julio que congregue el doble de lo que se logró el 16 de julio.

La estrategia de AMLO es presionar políticamente al TRIFE a que acceda a un nuevo conteo, pero la movilización popular también pretende demostrar a su contrincante Calderón que aunque el TRIFE le otorgue a éste la victoria electoral, tendrá a una enorme franja de la población movilizada en su contra. AMLO disfruta de una ventaja moral al exigir algo que es de sentido común: con resultados tan estrechos entre el primero y segundo lugares, es conveniente realizar un nuevo conteo, lo cual inclusive beneficiaría políticamente a Calderón si saliera nuevamente con mayor votación que AMLO.

Sin embargo, si el TRIFE le otorga la presidencia a Calderón sin un nuevo conteo de por medio, vaticinamos que AMLO no recurrirá a medidas extralegales para insistir en la justeza de su reclamo. Ante un veredicto desfavorable del TRIFE, creemos que el escenario más probable es que AMLO se repliegue, respete la institucionalidad y ponga la mira en las elecciones de 2012. Total, para que el "izquierdista" Lula de Brasil accediera a la presidencia, tuvo que postularse cuatro veces antes de ganar.

Sin importar quién gane la presidencia, habrá problemas de gobernabilidad. Aziz Nassif comenta, "se podrá resolver la elección, pero la gobernabilidad tendrá que asegurarse mediante pactos entre las coaliciones de fuerzas, como la única posibilidad de construir un escenario de gobernabilidad". [columna de Aziz, El Universal, 4/07/06]

Frente a una probable y recurrente crisis de gobernabilidad, más la nula posibilidad de ejercer cambios de fondo dentro del sistema actual, nuestro pronóstico es que La Otra Campaña irá recorriendo el país, logrando poco a poco su objetivo de conjuntar resistencias, rebeldías, propuestas y proyectos, y diseñando colectivamente un plan nacional de lucha. En el mediano plazo millones de mexicanos retomarán los planteamientos de los zapatistas expresados en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. La polarización del país seguirá, la marginación se profundizará y las estructuras del Estado no podrán remontar la crisis institucional resultante de desatender los reclamos de una ciudadanía cada vez más insatisfecha con su situación y la nula, o escasa, posibilidad de transformar su realidad a través de la democracia formal.


15) ¿Cuánto le costo al pueblo mexicano todo el tinglado de las elecciones?

Demasiado. Cálculos hechos por estudios comparativos internacionales, con base en cifras de la Secretaría de Hacienda, indican que el costo de las elecciones realizadas durante la administración de Vicente Fox fue de 60 mil millones de pesos (US$5.2 mil millones), lo cual ubica a México entre los países con mayores erogaciones al respecto ["Cuestan $60 mil millones los comicios efectuados este sexenio", La Jornada, 16/07/06].

La Jornada indicó que "en Estados Unidos y en el oeste de Europa las elecciones tienen un costo de entre uno y tres dólares por elector mientras que en México es de cerca de 5.9 dólares per cápita." Una de las razones absurdas que maneja el IFE para justificar este dispendioso gasto es que "si no existe financiamiento público para los partidos políticos, el narcotráfico y el lavado de dinero de otras procedencias ilícitas podrían inmiscuirse en las campañas y afectar negativamente el rumbo político del país". ["El presupuesto electoral que se autorizó fue elevado", Diario de Yucatán en línea, 09/07/06]. Alianza Cívica Chiapas indica que el proceso electoral nacional, correspondiente a los comicios de 2006, costó 13 mil millones de pesos (US$1.1 mil millones), aproximadamente la cuarta parte del presupuesto destinado por la federación al estado de Chiapas.

* CIEPAC

Calderón, ilegítimo


Al ser uno de los principales responsables de la polarización de la sociedad mexicana durante el proceso electoral que concluyó con los comicios del pasado 2 de julio, resulta lamentable que el candidato panista Felipe Calderón Hinojosa ahora se oponga a la legítima petición de su homólogo de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, de realizar el conteo voto por voto, casilla por casilla.

Si bien es cierto que México es un país de instituciones y que la determinación final correrá por parte de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, a final de cuentas y a diferencia de como hoy lo expone, el más interesado en legitimar y ratificar su triunfo sería el propio Calderón Hinojosa, quien en una muestra de estadista debería ceder terreno a la propuesta del voto por voto.

A pesar de las posturas asumidas por ambos bandos, la determinación la tomará el TEPJF y habrá que estar atentos a la decisión de los siete magistrados de la Sala Superior, porque de nada serviría no validar la elección y, en consecuencia, anularla, cuando en una inminente y natural segunda vuelta el partido en el gobierno impondría al presidente interino, y para colmo de males, el árbitro de la nueva contienda sería exactamente el mismo.

Con el fantasma del 88 todavía a cuestas y sin olvidar lo difícil y caro que nos ha resultado a los mexicanos nuestra joven democracia, resulta impensable que en lo que a todas luces parece un mero acto de transparencia, las autoridades electorales pudieran empeñarse en no garantizar una elección inmaculada y por el contrario, respondieran a los intereses de un partido político al que le bastaron seis años para superar lo que en 70 hicieron sus antecesores.

La sabiduría popular rara vez se equivoca y hoy en día son varias las voces que ya se preguntan por qué si Felipe Calderón está tan seguro de su triunfo en las urnas, se niega al conteo voto por voto, casilla por casilla, con argumentos tan endebles como es el decir que eso no corresponde a los candidatos, según lo estableció en la carta que le envió a López Obrador para responder la primera de éste y reiterar su negativa al conteo.

Es cierto, ya lo dijimos al menos en dos ocasiones en este mismo espacio, la decisión no será de los candidatos ni de los partidos, pero tanto unos como otros están en la posibilidad y en la obligación moral de transparentar su posible triunfo, después de todo, sea Calderón o López Obrador el próximo presidente de la República, tendrán la necesidad de sanar las cicatrices ideológicas de millones de mexicanos que no votaron por él.

Sin embargo, la postura evasiva del panista para transparentar la ventaja que le dio el conteo del IFE, deja más preguntas sin respuesta que heridas sanadas, pues mientras por un lado se presenta como un producto de la naciente democracia mexicana, por otro se muestra intolerante ante los cuestionamientos de varios sectores de la sociedad, incluidos los de la prensa, e peor aún, autoritario como varios de sus compañeros de partido, se autodenomina y pide que le llamen presidente electo, cuando no lo es.

En su oportunidad, fue el propio López Obrador quien aseguró que lo que está en juego es la estabilidad política del país en el futuro y no se equivoca, pues el tratar de imponer a un presidente de la República mediante un proceso electoral viciado nos llevará a los mexicanos a un desencuentro social que en lo sucesivo pudiera tener costos altísimos.

En este caso, los colimenses ya vivimos una experiencia similar con la elección de 1997, cuando luego de una acalorada campaña electoral por la gubernatura del Estado entre el panista Enrique Michel Ruiz y el priísta Fernando Moreno Peña –a la postre gobernador– la sociedad quedó dividida, con saldos que hasta hoy en día siguen cobrando facturas.

Así pues, apelando a la responsabilidad de los actores políticos y por el bien de todos, lo conveniente sería que el TEPJF determinara la no validez de la elección y por el contrario, en un acto de sana transparencia autorizara el conteo voto por voto, a final de cuentas ese argumento trillado de que fueron miles de ciudadanos los que ya hicieron el conteo, no garantiza pos sí mismo, ni por su naturaleza, una elección limpia.

ÁNGULOS.- Según se dio a conocer, el diputado federal plurinominal por Colima, el priísta Arnoldo Ochoa González, es uno de los inconformes con la designación de Emilio Gamboa Patrón como coordinador de la bancada tricolor en San Lázaro. Y es que, según ha trascendido, El Güero Ochoa ya es identificado como un diputado afín a Héctor Hugo Olivares Ventura. Así pues, junto con la legisladora Arely Madrid, el ex gobernador de Colima pidió que la convocatoria fuera modificada para permitir que los aspirantes a la coordinación externaran sus planteamientos para ocupar el cargo. engarbadillo@hotmail.com

MÉXICO Y LAS ELECCIONES SEMIPERFECTAS


Por Eduardo Bueno León *

LA DICTADURA VARGASLLOSIANA

Hace unos años invitado para participar en un evento cultural en la ciudad de México, Mario Vargas Llosa declaró ante una auditórium lleno y la mirada enrojecida de su anfitrión Octavio Paz, que en México existía “una dictadura perfecta”. Se refería al régimen-gobierno del PRI y su maquinaria movilizadora de masas. Era presidente Carlos Salinas de Gortari y aunque México desde 1985 había comenzado una serie de cambios, el escritor peruano-español, minimizó los mismos o no entendió o no quiso entenderlos.

Discernir entre dictadura y autorismo, o régimen oligárquico de masas y régimen populista no es justamente una de las virtudes intelectuales del escritor liberal. Además el hecho de ser huésped con fondos del gobierno mexicano al cual se atrevía a criticar, fue considerado casi una traición. Octavio Paz no lo volvería a invitar.

Vargas Llosa tubo que salir casi corriendo de México, ante el riesgo evidente que fuese declarado persona no grata. A los pocos días fue demolido en la prensa oficialista, con el consentimiento de intelectuales, sindicalistas, líderes políticos y académicos. A los mexicanos no les gusta que un extranjero, les señale sus defectos o debilidades, aunque estas sean muy notorias.

Sin embargo la frase malhadada pervivió varios años y fue motivo de reflexión y polémica, aunque quedó luego olvidada ante el nuevo discurso de la transición a la democracia.

Después de lo acontecido el pasado 2 de julio, podemos señalar que la transición en México significó el relevo de unos actores políticos por otros, pero manteniendo y dándole continuidad al mismo modelo económico-financiero neoliberal. Los actores de dicho modelo son grupos empresariales, que no conciben el proceso democrático fuera de dicho modelo. El poder de intervención en lo político por parte de dichos grupos, ha desequilibrado el reciente proceso electoral en México en contra del candidato de la izquierda.

Esa es la auténtica dictadura perfecta latinoamericana, y no como la concibió simplistamente Vargas Llosa.


EL PRESIDENTE EN CAMPAÑA

México vivió hace unos días la jornada final de su proceso electoral presidencial. Y los resultados han generado una gran incertidumbre. La diferencia entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador es de 0.58 % casi 236,000 votos a favor del primero. Si consideramos que asistieron a votar casi 41 millones de mexicanos, la diferencia es mínima, exigua, casi ridícula.

El Instituto Federal Electoral (IFE) luego de algunos titubeos y postergaciones proclamó ganador a Felipe Calderón, candidato del PAN, el partido de la derecha neoliberal mexicana. Inmediatamente López Obrador, candidato de la izquierda, sé inconformó con los resultados e inició un procedimiento de impugnación ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el órgano que califica las elecciones. De prosperar la impugnación los resultados finales pueden tardar varias semanas en conocerse.

El proceso electoral que comenzó en enero de este año, fue exageradamente hostil, largo, derrochador y sumamente inequitativo con el candidato de la izquierda, el cual por otro lado, se confió en sus propias encuestas y olfato político para mantener un esquema de campaña basado en el victimismo, lo inevitable de su triunfo, y la apelación constante a los pobres como actores del futuro.

El Gobierno del Presidente Vicente Fox demostró tener una gran capacidad de rectificación, cuando sus decisiones generaban controversias que amenazaron dividir al país. Lo hizo exhibiendo una gran tolerancia con la marcha indígena del EZLN al Distrito Federal en el 2001 y suspendiendo la expropiación de las tierras de los egidatarios del municipio de Atenco, cerca del DF, postergándose indefinidamente la construcción de un nuevo aeropuerto internacional.

Y volvió a rectificarse cuando suspendió el proceso de desafuero contra el Jefe de Gobierno del Distrito Federal (Alcalde), Andrés Manuel López Obrador, quien injusta e ilegalmente fu desaforado por el Congreso de los diputados en el 2004, gracias a una alianza PAN-PRI. Hasta ese momento López Obrador liderada todas las encuestas de tendencia de voto para las elecciones presidenciales.

De haberse consumado el desafuero, hubiese perdido sus derechos políticos y no hubiese podido ser candidato presidencial, pero se hubiese dado inicio a un movimiento de resistencia civil que hubiese probablemente bloqueado las elecciones.

Empero, el Presidente de la República no pudo en la campaña electoral, contener su profunda inquina contra López Obrador, quien casi comenzando el sexenio le comenzó a disputar el protagonismo social y político desde la Jefatura de Gobierno del DF. Según testimonios de empresarios neutrales, filtrados por la revista Proceso y el diario La Jornada, al Presidente lo presionaron los principales grupos financieros, banqueros, mediáticos e industriales de México para impedir el triunfo de López Obrador, especialmente los beneficiados con el salvatage bancario llamado FOBAPROA, donde la oligarquía mexicana socializó las pérdidas de sus empresas con recursos públicos, mientras privatizó sus ganancias.

López Obrador fue un duro crítico del FOBAPROA que ha llevado al estado a pagar intereses leoninos a los bancos de forma casi permanente, sin que ello le reporte ningún beneficio. Y no se sentía parte del consenso al interior de la clase política de “olvidar” el tema.

Pasando por encima de las recomendaciones del IFE y el Tribunal Supremo, el Presidente Fox lanzó una multimillonaria campaña mediática promoviendo su obra pública e induciendo a votar por el candidato de su partido. Algo que siempre el PAN le reclamó a los presidentes del PRI. Ni siquiera Ernesto Zedillo exhibió el descarado activismo de Fox a favor del PAN en esta campaña. Y Fox renovó la alianza entre Televisa, el oligopolio mediático dominante en México y la Presidencia de la República.

Por otro lado, Felipe Calderón candidato del PAN y oriundo de las canteras doctrinarias históricas de dicho partido, logró hacerse de la candidatura enfrentando al neo panismo foxista, para luego terminar de aliarse con el equipo del Presidente y con la extrema derecha ultra católica. Su campaña no despegó en las primeras semanas y sólo pudo hacerlo cuando sus asesores del Partido Popular de España, le recomendaron una guerra sucia contra el candidato de la izquierda.


LA GUERRA SUCIA

México es un país de gente amable y educada, que logra disimular muy bien sus fobias, prejuicios, estereotipos. Es muy raro por ejemplo que entre automovilistas mexicanos “se agarren “ y se insulten en la calle hasta desquiciarse. Eso corresponde más a la cultura urbana sudamericana.

El PAN desató una agresiva campaña sucia mediática, casi inédita para los stándares mexicanos contra López Obrador. Las acusaciones que se le hicieron fueron puras mentiras, por ejemplo se le trató de vincular al Presidente Hugo Chávez (la bestia negra de la derecha latinoamericana) con imágenes traslapadas, y López Obrador ni siquiera conoce a Chávez. Se machacó de forma constante que su candidatura era “un peligro para México”, que su gobierno desataría una crisis que haría perder sus casas y automóviles a la gente que tenía pactados préstamos o hipotecas. Es decir se inculcó miedo. Y se desató la paranoia entre la clase media adicta a Televisa.

López Obrador y su equipo no supieron como contrarrestar dicha campaña, que le hizo perder el liderazgo en las encuestas y casi cinco puntos de apoyo que nunca regresaron.

También y cuando ya estaba prohibido difundir spots, el llamado Consejo Coordinador Empresarial lanzó una campaña publicitaria apocalíptica contra López Obrador, que objetivamente violaban la ley electoral. El IFE no actuó contra estos desmanes empresariales y cundió el argumento entre los defensores panistas de la guerra sucia y sus abogados, que los ciudadanos mexicanos tenían derecho a ser informados. Con todo el cinismo del caso se confundió libertad de expresión con libertad para difamar.

Lo curioso es que Felipe Calderón, una vez que el IFE lo proclamó ganador – en clara violación de los procedimientos electorales-, le ofreció a López Obrador integrarlo en gabinete al igual que a sus colaboradores. La pregunta cundió como pólvora encendida...¿Cómo no era hasta ayer un peligro para México y ahora se le ofrece integrarlo al gabinete?


LOS RESULTADOS Y SUS BEMOLES

Si el proceso electoral no fue equitativo y su legalidad discutible, por la injerencia presidencial, la intromisión de intereses privados empresariales y por la campaña sucia que alentó el miedo y la paranoia, con un IFE parcializado en contra del candidato de la izquierda, y con un margen de diferencia mínimo, es lógico que López Obrador descalificara el proceso y amenace con deslegitimar al nuevo gobierno.

Y también es lógico que exija un nuevo recuento de votos, urna por urna. Algo que decidirá el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con lo cual y en vista de los estrechos márgenes, y pese al exabrupto del IFE, Felipe Calderón no puede asumirse como Presidente electo. Lo más inteligente de su parte sería sumarse al pedido de López Obrador, para que su triunfo no tenga ningún cuestionamiento ni su gobierno nazca deslegitimado. El recuento voto a voto, pese a sus riesgos se ha practicado recientemente en las elecciones de Costa Rica e Italia.

Así están las cosas. Mientras tanto el PRD y la coalición que encabeza están haciendo acopio de pruebas, testimonios y evidencias para lograr el recuento de voto por voto. Hay tres elementos que juegan a favor de la izquierda y que podrían darle la razón a sus reclamos ante el tribunal electoral. Primero, está casi confirmado que el Programa de Resultados Preliminares del IFE fue manipulado para dar como triunfador provisional a Felipe Calderón.

Segundo está probado que hay casillas electorales y actas que no son consistentes, es decir hay mayor número de votos que empadronados y bruscas alteraciones de tendencia en Estados donde el PAN arrasó, como son Guanaguato, Jalisco y Aguascalientes.

Tercero, hay una polémica entre científicos, matemáticos, especialistas informáticos respecto a la credibilidad del sistema cinernético del IFE. Incluso la UNAM se ha desligado de todo tipo de responsabilidad sobre el sistema que ayudó a diseñar a través de sus institutos. Ha aparecido la teoría del “algoritmo fraudulento”, un procedimiento matemático que supuestamente reoriontó las tendencias de recuento de votos, trasladando votación de López Obrador a Felipe Calderón. Dicho algoritmo habría sido diseñado y operado desde el mismo IFE.

López Obrador comienza a movilizar a la gente, se va apoyar en la movilización ciudadana. El PAN y los medios de comunicación que lo apoyan comienzan a criminalizar a López Obrador. La crisis electoral-constitucional puede derivar en una crisis política de régimen sumamente delicada.

Pero lo que si ha quedado en evidencia en esta elección es que la sociedad mexicana está profundamente dividida, tanto en clases sociales, como en zonas culturales y espacios territoriales. El nacionalismo revolucionario mantuvo ideológicamente cohesionada a la sociedad, el neoliberalismo la ha dividido y fragmentado. No hay un principio articulador que no sea una vaga noción de la llamada mexicanidad. Y el encono azuzado por los medios, la campaña sucia, y los resultados cuestionados, pueden tal vez haber fracturado de forma irreversible a México.

Ven científicos inconsistencias en cómputo del IFE


Científicos mexicanos sostuvieron que el cómputo de la elección del 2 de julio realizado por el Instituto Federal Electoral presenta cascadas de inconsistencias estadísticas que ponen en duda el resultado en la disputa presidencial entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador.

Este miércoles, en el Club de Periodistas de la Ciudad de México, investigadores universitarios, especialistas en matemáticas y estadística, consideraron que la única forma de que el IFE recupere su credibilidad es brindar certeza a la elección mediante el conteo voto por voto.

Víctor Romero Rochín, investigador del Instituto de Física de la UNAM, indicó que con base en el análisis del comportamiento estadístico “hay la sospecha fundada” de que pudieron interferir “agentes internos o externos” en el sistema de conteo del IFE.

Francisco Portillo y Luis Horacio Gutiérrez, catedráticos de la UNAM y de la UAM, respectivamente, consideraron que el Tribunal Electoral no debe analizar de manera aislada la elección presidencial sino compararla con la de diputados y senadores a fin de ver las graves inconsistencias que hay en el cómputo.

La ponencia de los científicos estuvo acompañada de gritos de simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, que abarrotaron el inmueble de Filomeno Mata, con los cuales exigían el “conteo voto por voto, casilla por casilla” y manifestaban su rechazo “al fraude electoral”.

La exigencia de un nuevo conteo es legítima


Mark Engler, analista de Foreign Policy in Focus, cubrió las elecciones desde Ciudad México. Se le puede contactar por medio del sitio web http://www.democracyuprising.com.

Cuando una campaña electoral muy reñida llega a su fin, casi todo el mundo prefiere despertarse al día siguiente sabiendo quién es el ganador. Pero a veces, como en las elecciones presidenciales del 2 de julio en México, la campaña resulta tan reñida que la certificación del resultado exige una clara transparencia y, sí, a menudo una lenta deliberación. En tales casos, tomarse su tiempo puede ser la mejor opción para la democracia.

Puede que resulte una sorpresa para muchos norteamericanos oír decir que no hay un triunfador aún en las elecciones presidenciales mexicanas. Aunque la mayoría de las fuentes noticiosas en Estados Unidos se apresuraron a declarar al conservador Felipe Calderón como el ganador cuando el conteo completó mostró que él llevaba una ventaja de 0,6 por ciento, la decisión no era definitiva. Una vez que el órgano de conteo de México ha terminado su trabajo, el Tribunal Federal Electoral del país tiene la responsabilidad de verificar el conteo, solucionar cualquier disputa pendiente y anunciar un ganador oficial.

Parte de la estrategia de campaña de Calderón ha sido comportarse como si las elecciones ya estuvieran decididas y él ya fuera presidente. No debiéramos hacerle el juego sin comprender el proceso electoral mexicano o insistiendo prematuramente en un vencedor.

A diferencia de Estados Unidos, México tiene un largo período bajo el presidente saliente después de las elecciones. El próximo no tomará posesión hasta diciembre. Es más, según la ley mexicana el Tribunal Federal Electoral tiene hasta la primera semana de septiembre para llegar a una decisión. El tribunal tiene la potestad de abrir las urnas electorales, ordenar un recuento voto por voto e incluso ordenar nuevas elecciones. Un nuevo recuento es ahora una de las demandas principales de la campaña del candidato progresista Andrés Manuel López Obrador, apoyado significativamente por la mayoría del electorado.

El Tribunal Federal Electoral puede trabajar en pro de la recuperación de la confianza pública en las instituciones democráticas -algo que disminuyó debido a la percepción de irregularidades en el conteo de votos de la semana pasada- aprovechándose del tiempo que la da la ley y creando toda la transparencia posible en su revisión.

EL 10 de Julio, López Obrador presentó una reclamación en el tribunal alegando numerosos problemas en las elecciones. Mientras que los observadores norteamericanos pudieran inclinarse a considerar la protesta de López Obrador como propia de un mal perdedor, la mayoría de los mexicanos lo reconocen como una parte legítima del proceso. Dada la larga historia de fraude electoral en el país, sería una tontería de parte del candidato si no cuestionara las irregularidades.

Entre otras instituciones respetadas, la Iglesia Católica en México ha defendido el derecho de López Obrador a cuestionar el conteo de votos ante el Tribunal Federal Electoral y incluso a convocar a protestas populares -como las que atrajo a cientos de miles de seguidores a la plaza principal de Ciudad México. Lejos de estar en contradicción con firmes instituciones democráticas, las protestas pacíficas son indicio de una ciudadanía participante que se niega a aceptar el tipo de engaño que durante mucho tiempo ha dominado el sistema político del país.

Por supuesto, las protestas no deben ser simplemente para criticar un resultado no deseado. Deben estar basadas en evidencias de fechorías. Observadores internacionales han confirmado que el Día de las Elecciones la mayor parte de los colegios electorales eran muy diferentes de cómo eran décadas atrás, cuando la compra de votos y la manipulación de las urnas eran la norma. Sin embargo, las irregularidades en el proceso de conteo de votos merecen la atención.

La campaña de López Obrador ha sugerido que pueden haber habido problemas en los conteos de hasta en un tercio de los aproximadamente 130 000 colegios electorales. La campaña desempeñó un papel crucial en llamar la atención a más de 2,5 millones de boletas que originalmente fueron dejadas fuera del conteo -boletas que sirvieron para reducir significativamente la ventaja de Calderón. Finalmente, López Obrador ha presentado evidencia que demuestra la posibilidad de una increíble connivencia entre los seguidores de Calderón y el Partido Revolucionario Institucional, que por mucho tiempo tuvo el poder.
Los seguidores de López Obrador aseguran que los incidentes citados en su petición al tribunal son suficientemente significativos como para alterar el resultado de las elecciones; mientras tanto, el equipo de Calderón confía en que las acusaciones no significan mucho. Independientemente de quién pueda ser vindicado, la demanda de un recuento total parecer ser perfectamente legítima.

Estados Unidos puede desempeñar un papel constructivo conteniéndose y dando tiempo a que esto suceda. El Presidente George W. Bush colaboró con la confusión la semana pasada al ser el primero de los líderes internacionales en llamar a Calderón y felicitarlo por su victoria. La Casa Blanca posteriormente justificó la llamada, pero también dijo que daría la bienvenida de igual forma a López Obrador si las autoridades mexicanas alteran el resultado final de las elecciones.

Mantenerse alejado del resto de la disputa electoral sería la actitud diplomáticamente más correcta de la administración Bush -y la que más ayudaría a fortalecer la democracia de México.

La erosión en el IFE


Alejandro Nadal

El escándalo del fraudulento rescate bancario cobijado por el Fobaproa se niega a desaparecer. Resurgió hace unas semanas con la pretensión de la junta de gobierno del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB) de anular el resultado de la auditoría del despacho Mackey y asumir como deuda del instituto la friolera de 72 mil 700 millones de pesos. El costo total del rescate se eleva ya a más de un billón 200 mil millones de pesos, según la Auditoría Superior de la Federación. Pero este nuevo desplante del IPAB tiene el agravante de romper con todo, incluyendo un fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Eso no impide que las voces que hoy hacen la apología de las instituciones insistan en la sumisión a los dictados del fraude. Y no sólo en el ámbito del máximo fraude en la historia de México, el caso Fobaproa, sino en materia electoral.

En esta coyuntura del proceso electoral, muchos analistas sostienen que debemos respetar nuestras instituciones y la legalidad. Afirman que el Instituto Federal Electoral (IFE) ha costado muchos sacrificios y es un baluarte de nuestra democracia. Pero la erosión de la credibilidad del IFE ha sido el resultado de un largo proceso en el que la legalidad fue pisoteada en los mismos salones afelpados del IFE. Es bueno revisar los antecedentes. Los problemas comenzaron mucho antes del desastre del IFE versión 2006.

En 1998 el escándalo del Fobaproa se conectó con el tema de las contribuciones ilegales a la campaña electoral de 1994. El PRD interpuso una queja por irregularidades en el financiamiento de la campaña del PRI ese año. El entonces consejero presidente, José Woldenberg, se precipitaba para insistir en que ese tema era cosa juzgada. Mas pronto tuvo que retroceder porque no había antecedentes de un juicio sobre el fondo de esa queja.

El IFE dio entrada a la querella y se turnó a la Comisión de Fiscalización de los recursos de los partidos (presidida entonces por Alonso Lujambio). El dictamen de dicha comisión es un extraordinario ejemplo de manipulación. Por una parte, reconocía que no había cosa juzgada y que la comisión era competente para analizar la queja del PRD. Pero, por la otra, declaraba la queja infundada, aunque nunca hizo una investigación para conocer el fondo del asunto.

El dictamen se limitó a justificar la falta de indagatoria afirmando que la comisión únicamente tenía facultad para requerir la información o documentación que ya estuviera en poder de instancias del propio IFE. Para eso se citaba el artículo 270 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe). En conclusión, no podía haber investigación.

Por desgracia para la Comisión de Fiscalización, el artículo 270 del Cofipe no incluye la palabra "únicamente". Eso cambia todo. Por supuesto que el Cofipe otorga facultades al IFE para requerir información a otras instancias, entre las que se encuentra la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. El IFE debe fiscalizar y vigilar, y puede hasta imponer sanciones. ¿Cómo pudo la Comisión de Fiscalización concluir que sólo puede requerir información que ya esté en poder del instituto? La motivación de fondo nos es desconocida, pero el resultado fue muy costoso para el IFE.

Eso no impidió que cinco consejeros aprobaran el dictamen en el consejo general. Esa manipulación de la ley contribuyó a degradar la legalidad en el IFE y a relegar al cajón de letra muerta los poderes que la ley le otorga para la fiscalización y vigilancia del financiamiento de los partidos. Se franqueó un nuevo umbral en la carrera que hoy conduce a la brutal crisis de credibilidad del elefante blanco llamado IFE.

¿Cómo se puede pedir ahora confianza en el IFE? La certidumbre no se erige con salarios astronómicos y edificios que recuerdan la arquitectura de Giuseppe Terragni, el arquitecto predilecto de Mussolini. La confianza se construye con hechos y, sobre todo, cumpliendo escrupulosamente con la normatividad vigente. El proceso de desgaste del IFE comenzó hace mucho y culmina con las irregularidades en la organización del proceso electoral de 2006. La falta de imparcialidad, la toma de posiciones, el conflicto de intereses, la falta de cumplimiento de la obligación de vigilar y fiscalizar, todo se corona con el desastre del 2 de julio del 2006.

Hay un paralelismo peligroso entre la historia del Fobaproa en 1995 y la del IFE. El fraude en el Fobaproa también nació poco a poco. Primero unas cuantas compras ilegales de cartera vencida, después un tsunami de fraudes. Paso a paso, de manera gradual, se avanza en las irregularidades y poco después se está nadando en un mar de violaciones a la ley y la Constitución. Al principio no parece que las irregularidades y la manipulación sean importantes. Se piensa que es un pequeño cambio incremental, pero al igual que la erosión del suelo, el proceso avanza inexorable, hasta que el espacio público queda desprotegido, como la tierra denudada. Una mañana nos dan la mala noticia de que el daño es irreparable.

Posible, contar voto por voto en seis días: Reginaldo Sandoval

El PT ealizó un simulacro de lo que podría ser el conteo casilla por casilla, utilizando los datos reales de la casilla 1236 del Distrito X

Héctor Hugo Espinosa

Con una duración de 17 minutos y 30 segundos, el Partido del Trabajo (PT) realizó un simulacro de lo que podría ser el conteo casilla por casilla, utilizando los datos reales de la casilla 1236 del Distrito X. Con esto queda demostrado que sí se puede contar en seis días voto por voto, lo que daría certidumbre al nuevo presidente, aseguró Reginaldo Sandoval Flores, dirigente estatal del PT.

«Este ejercicio fue una idea del PT en Michoacán, del cual ya nos hablaron de la oficina central de Andrés Manuel López Obrador para que sea analizado y después de eso pueda ser realizado en los 300 distritos electorales del país», mencionó el también diputado local del PT.

Añadió que con esto queda demostrado que es preferible contar voto por voto en seis días, que la inestabilidad del país dure seis años por no contar con un presidente legítimo, surgido de un proceso transparente.

El ejercicio que se realizó a las diez de la mañana se hizo tal cual debe ser una sesión de conteo, con todos los argumentos jurídicos, además de datos reales de la casilla 1236 del Distrito Electoral número X de Michoacán, explicó Reginaldo Sandoval.

«En este caso el conteo se hizo bajo la supervisión del notario público número 81, Vicente Luis Coca Álvarez, y en un tiempo de 17 minutos y 30 segundos con reloj en mano, se realizó la muestra de todo el proceso necesario para comprobar que lo que la ciudadanía reclama es viable», manifestó el líder del petismo en la entidad.

Para realizar el simulacro se reprodujo la papelería utilizada en la elección, además de que se instaló una sesión como si el Consejo Distrital estuviera realizando esta labor, con la intención de darle más apego a la realidad al conteo de la casilla.

Sandoval Flores aseguró que con este ejercicio también se pone de manifiesto cómo se dio el fraude, debido a que en el acta original se manejo la cifra de 262 votos a favor del abanderado del PAN, en el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) se manejo que tenía 272 Felipe Calderón, pero a la hora de abrirse el paquete electoral, como se hizo en la realidad, se descubrió que el panista solo tenía 125 votos.

«En este ejemplo vemos como se infló al candidato del PAN hasta con 108 votos, estas irregularidades se presentaron en todo el país en muchas casillas, por eso este ejercicio es un éxito y resulta muy interesante».

El dirigente estatal del PT afirmó que la postura de su partido será continuar en que se cumpla la demanda principal de la ciudadanía, que es el conteo voto por voto, donde es seguro que se demostrará que Felipe Calderón no ganó la elección.

«Después de eso el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación será el que tendrá la última decisión y en base a la coyuntura tendrá que hacer un análisis para ver qué procede, pero después de que se haya transparentado el resultado de la elección».

Un abominable espantajo


Luis Linares Zapata

Tal vez no fue de creación local, pues la especie creció en mentes ajenas. Algunos afirman que trajeron a su autor desde esa oscura España que aún conserva intacto el espíritu franquista. Pero a lo mejor los publicistas de El Yunque aprendieron algo de ello a partir de la traumática elección de 94. El caso es que desde los entretelones del oficialismo levantaron, con tesonero empeño, un eficaz manojo de miedos que todavía ronda, con su abominable aspecto, por los mentideros posvotaciones. Sin embargo, y a pesar de su fantasmal diseño, el temor que infunde tan grotesca figura entre miles de ciudadanos es denso, real.

Lo alimentan las diarias referencias en los medios electrónicos, muy a pesar de que los espots diseñados para darle vida ya se hayan esfumado en el aire. Lo mantienen las cotidianas referencias en pláticas entre amigos, con los vecinos, los socios o la que sus mismos cómplices llevan a cabo para no olvidar su figura, sus contornos feroces y, sobre todo, las horripilantes consecuencias predichas: pérdida de la casa por imposibilidad de cubrir los abonos, quiebra del negocio, caída de la bicicleta o una que otra quema de la iglesia más cercana. Y, en peores escenarios, la inestabilidad económica generalizada, devaluación drástica, revuelta incontenible de las masas y el caos desatado por los violentos.

Donde más pegó el fantoche del temor fue entre las clases medias acomodadas. Esas que, al parecer, estarían mejor dotadas para discernir entre lo peor de la propaganda falseada desde los meros supuestos de base y sus pocos o muchos intereses acumulados durante una vida de esfuerzo. Pero no fue así: sucumbieron por completo al encanto de esa fantasmagoría que sus mismos vecinos o correligionarios diseminaron a placer y al que coronaron como un peligro para México. No cualquier México, sino uno hecho a la medida de los ambiciosos, de los delicados, de esos que aprovechan las reglas del juego hasta en sus mínimos detalles para sacarles ventaja, por las buenas, las medianas o las legalonas. Ellos le dieron cuerpo maltrecho, rostro fiero y contornos del naco que cada quien desprecia para que el odio empezara a brotar desde lo profundo de su mito clasista.

Para dar el toque final al espantajo, lo embadurnaron con una fétida porción de ese tan mexicano racismo obtuso que terminó cegándolos por completo. Así respondieron al llamado de sus entrañas malsanas, de sus prejuicios de gente bien, a sus mezquinos impulsos disfrazados de gritos de alarma para todos los demás. Al unísono y en tropel llenaron las casillas con apresurados votos de miedo a lo otro, a lo distinto, a lo de abajo y al fondo. Más que expresiones de su voluntad, fueron verdaderos actos de exorcismo.

Sólo que, por más uniforme que fuera su prisa, el número no alcanzaría para poder vencer al peligro inminente que los amenazaba de frente. Requerían de aliados, muchos compañeros en ese viaje tenebroso del que, pensaban con pánico soberbio, no saldrían ilesos si quedaban aislados. Y los obtuvieron de varias maneras: unas simples, otras adjuntadas a las seculares trampas del antiguo mapacheo, el golpe de conejo a la llana práctica democrática. Tupidos contingentes de las clases medias bajas del país y aun del más rotundo "peladaje" (al que siempre desprecian) acudieron al llamado de la desbocada y fantasiosa cantinela presidencial de optar por el mismo camino. De forma paralela se le adicionó la más intensa campaña de propaganda oficial que colocó, en el horizonte colectivo, la validez y operatividad de programas sociales casi inexistentes como prometedor futuro de la continuidad. Otros muchos sintieron, en su propio ánimo, el latigazo de las falsas comparaciones con los dramas, bien conocidos y hasta experimentados, del pasado priísta. La deuda descontrolada, el sobregasto, el abultado e indebido déficit presupuestal, el gasto manirroto y patrimonialista, las devaluaciones y demás parafernalia salieron a la palestra de los infundios, de los pedestres rumores, acicateados por miles y atemorizantes llamadas anónimas a los hogares.

La coalición Por el Bien de Todos resintió el desfogue que esas pasiones ocasionaron. No se pudo contrarrestar la fuga que aseguraría, de contenerla, el triunfo indiscutible en las urnas. La sociedad mexicana tiene acendradas pulsiones conservadoras, una rara conversión de la expoliación y las frustraciones padecidas. Y, ahora, se tiene que acudir ante unos jueces que pueden ser implacables, justos y conscientes. Pero que pueden, también, fallar en su cometido y aun desviar sus juicios por multitud de razones. Unas provendrán de sus cercanos y otras de los activos poderes fácticos, que casi siempre ganan la partida ante los tribunales.

Así transcurrió el concurso que resultó millonario en votos, bien resguardado por ciudadanos conscientes de su responsabilidad. Pero que también fue, no pocas veces, falseado, truqueado por malandrines sin escrúpulos. Pero el miedo sembrado por los que se ostentan como ganadores de nada habrá de servirles cuando intenten gobernar. Al contrario, las diferencias y los rencores provocados quedarán como un abominable ser horripilante por tiempo indefinido. De esta cruda y torcida manera se tiene ahora que enfrentar la ya de por sí compleja realidad.

Nexos fuertes de empresarios con los medios y el poder


México SA
Carlos Fernández-Vega

Honestidad y Legionarios de Cristo

El rescate ha costado a mexicanos $554 mil millones

¿Cómo "orienta debidamente a los mexicanos" el Consejo de la Comunicación, que se proclama "voz de las empresas"?

Las tareas políticas continuaron con Adrián Vargas Guajardo, quien durante 2002 empujó a más empresarios a formar parte del CC y crecer el patronato, que para ese año agrupaba a 17 empresas, como Coca Cola, PepsiCo, Modelo, Cuervo, Grupo Empresarial Angeles, Mexicana de Aviación, por citar algunas. No conforme con ese auspicio, otros consorcios fueron invitados a financiar las actividades del Consejo, entre ellas Telmex, 3M, Apasco, Nestlé, Epson y algunas más pequeñas (casas de copiado de materiales en audio y video, imprentas).

La famiglia del CC seguía creciendo, pero no todos tenían poder sobre las campañas y sus temas. Era claro que el camino de promover la "honestidad" sería impuesto a toda costa, más cuando el gobierno ya se encargaba de causas propias y, en paralelo, surgían organismos como el IFE que tendrían sus propias campañas en favor del voto y el empadronamiento.

A la par, en este inicio de siglo, toma fuerza la organización A favor de lo Mejor, encargada de censurar los contenidos en los medios de comunicación; que es liderada por un personaje con mucho poder en el país: don Lorenzo Servitje, presidente del Consejo Nacional de la Publicidad (anterior nombre del CC) en los 80, pero tenía nuevos planes más allá de promover el autoempleo como lo hizo en aquellos años. En el nuevo milenio encauzaría su poder en calificar lo bueno y lo malo de la televisión, pero llevando esta labor a otros terrenos más espirituales.

El poder de don Lorenzo se realza con la llegada de la derecha al gobierno, que reacomoda las fichas también dentro del CC: los integrantes con más dominio dentro del organismo además forman parte de un grupo religioso que puede ser calificado como minoría en el país, pero que toma grandes decisiones por éste: los Legionarios de Cristo.

Este grupo cuenta con un líder espiritual, el padre Marcial Maciel, fundador de la ultra conservadora Universidad Anáhuac y quien tuvo gran apoyo de Juan Pablo II para dar mayor poder a dicha agrupación religiosa de elite en México, misma que es por demás influyente en las decisiones que toma el CC.

Ello ha permitido que dentro del CC exista un espíritu católico de derecha del cual no habla alguno de sus estatutos ni mucho menos su manual de gestión de calidad ISO 9000. En este contexto nace la campaña Honestidad, tema creado para explotarse durante 15 años, pero que también permite censurar otros temas como la discriminación o la libertad de expresión. Lo anterior, por el boicoteo comercial promovido por varias empresas anunciantes contra Canal 40 y otros medios de comunicación, que en abril de 2002, entre sus noticias, expusieron los casos de pederastia cometidos por Maciel.

Una de las principales promotoras de dicho boicoteo fue Bimbo, de don Lorenzo, quien paradójicamente recibió el Premio Nacional de la Comunicación en 2004, otorgado por el CC "con la finalidad de condecorar a quienes se hayan distinguido por su labor o virtud en grado eminente y como servidores de la actividad comunicadora de nuestra patria".

Quedó claro que el camino del CC también sería dictado por quienes tenían el poder de imponer sus creencias ante la libertad de expresión. Tal fue el caso de manipulación mediática impuesto por los líderes del Consejo a raíz de la muerte del Papa. A partir del 4 de abril de 2005 -argumentando contar con una supuesta "demanda de la sociedad mexicana"- la organización invadió los medios con mensajes de homenaje y adiós al sumo pontífice.

Además, el CC, apoyado por el productor Ricardo Villacorta, de Televisa -una de las grandes aliadas del Consejo en el sexenio-, organizó un acto religioso-musical en la basílica de Guadalupe el 7 de abril de 2005, día del sepelio del Papa. Asimismo, convocó a la gente a salir a las calles y contemplar el recorrido del Papamóvil, utilizado por Juan Pablo II en México.

Dicho acto religioso, del que paralelamente formaron parte el presidente Fox y su esposa al viajar al Vaticano, también contó con la aprobación expedita del entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda. Creel estuvo de la mano con el CC en su gira por los medios de comunicación en México, para promover el 150 aniversario del Himno Nacional el 15 de septiembre de 2004, que derivó en la campaña producida por medio del Consejo, con la agencia Lowe y la productora Cuca Films, llamada Canta el Himno el 15 de septiembre a las 12 del día, estés donde estés.

Mañana continúa "la voz de las empresas" y su "debida orientación" a los mexicanos.

Las rebanadas del pastel:

En diciembre de 1998 decía el Felipillo del Sagrado Corazón de Jesús que sin el Fobaproa-IPAB aprobado por el PAN, siendo él presidente del partido, "los efectos serían mucho más graves que su actual costo fiscal de 320 mil millones de pesos". ¡¡¡Sorpresa!!!: siete años después, los mexicanos han pagado 554 mil millones por el "rescate" y aún deben 807 mil millones... Otra muestra de la "continuidad con cambio" es el nuevo líder de la bancada de las estrellas, Emilio Gamboa.

cfvmx@yahoo.com.mx / cfv@prodigy.net.mx

El IFE, a la compra de credibilidad

Ciudad Perdida
Miguel Angel Velázquez

Engruesa bolsas de radio y tv con dineros del pueblo Imparcialidad en entredicho Renuncia por dignidad

Si el trabajo que desempeñó durante la elección del pasado día 2 se hubiera caracterizado por lo legal, por lo honesto, el IFE no tendría nada que explicar, el resultado sería creíble y no pagaría, con dinero de los causantes, las costosísimas campañas en televisión y radio para que alguien le crea.

El momento exige definiciones claras, soluciones profundas que impidan episodios trágicos, y una de esas definiciones debería ser la renuncia del aparato dirigente del IFE, desde su presidente hasta sus consejeros, porque han convertido al organismo, más allá del PAN, en el verdadero brazo político de Vicente Fox, y de la mafia que pretende asegurar su impunidad con la impostura de Felipe Calderón como presidente de la República.

El IFE ha caído, incluso, en su propia trampa. En un acto que sólo puede ser interpretado como una confesión de parte, el fin de semana pasado envió al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación algo que podría llamarse: Por qué hice trampa, es decir, una serie argumentos para derrumbar los que esgrime la coalición opositora Por el Bien de Todos.

Pero el caso es que esa institución, hoy eco insoslayable del panismo, requiere argumentar con papeles, seguramente alterados, y con campañas publicitarias lo que no ha podido probar con su desempeño profesional.

La presidencia del IFE y sus asociados, perdón, sus consejeros, han vuelto a gastar el dinero de los contribuyentes -tal vez me equivoque y están dilapidando algo de la fortuna de los amigos de Feli-pillo- en la búsqueda de una explicación que no tiene justificaciones.

Si en la conciencia de cada uno de los señores del IFE existiera la certeza de que realizaron un buen trabajo, seguramente estarían en la tranquila espera del fallo del tribunal electoral. Nada ni nadie podría hacer cambiar el resultado de un trabajo honesto.

Pero la realidad no es así, por el contrario, esos señores buscan que sus explicaciones sean atendidas y que el reclamo popular de recontar voto por voto, el sufragio de la gente, no llegue hasta el tribunal.

Tratan de evitar que los números que informaron sean refutados por la realidad, cuestión totalmente fuera de lugar si se piensa en una institución a la que, por su imparcialidad, no debería importarle el tipo de errores cometidos durante los conteos, si hubieran sido cometidos sin dolo, porque se podrían corregir sin importar a quién pudieran beneficiar o perjudicar, siempre que lo legal, lo honesto, estuviera por encima de todo.

Pero como en las arenas movedizas, la presidencia del IFE, a cada paso que da se hunde más. Hoy el gasto enorme que hace para buscar credibilidad, e imponer a Calderón como presidente, no hace sino confirmar que hubo un proceder desaseado.

Ahora resulta que recontar los votos es un insulto para los sufragantes, como si todos los que acudieron a las urnas no se hubieran dado cuenta de que el IFE, su presidente y sus asociados llenaron de porquería la elección.

Existe un inmenso fraude en contra de la gente y el Trife no tiene que ser el que lo devele, está a la vista de todos. El conteo amañado, demostrado ya por expertos en ciencia matemática; el falseo de los cómputos que muestran las actas de casillas, y ahora el gasto inmenso e inmoral que se hace del dinero del contribuyente para tratar de echar más lodo a la voluntad popular, no pueden concluir más que en una cosa: todos los funcionarios del IFE tienen que renunciar antes de que sea demasiado tarde y la justicia los alcance.

México ya no es el mismo de 1988, a ver si lo entienden.

ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx ciudadangel@hotmail.com

A la modernita

Dos gráficas distintas y una sola sospecha verdadera. La primera, muy conocida, muestra el comportamiento atípico del conteo realizado a partir de datos provenientes de los distritos electorales de todo el país. La segunda se elaboró tomando en cuenta la hora de llegada de los datos al sistema de cómputo distrital, y reporta un comportamiento distinto (Calderón va arriba y AMLO abajo), un desenlace previsto. Es notable el desarrollo simétrico, sobre todo en la segunda gráfica, como si un espejo reprodujera en un contendiente lo que sucedía al otro. (Gráficas elaboradas por el doctor Jaime Ruiz García)


Astillero
Julio Hernández López

Conteos manipulados Recepción "ordenada" La magia del fraude

El doctor Jaime Ruiz García, del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, asegura que a partir de "los propios datos del IFE" puede demostrarse que "el cómputo de la elección presidencial fue manipulado", por lo cual considera que "si la gente del IFE fue capaz de manipular los datos de llegada del conteo distrital, pudo ser capaz de otras cosas".

Ruiz García elaboró dos gráficas del mismo proceso de cómputo distrital que confirman la manipulación. "Es como si el IFE tuviese dos películas diferentes con el mismo reparto, y sólo el final es el mismo", afirma. La primera gráfica es la muy conocida en que la votación de Andrés Manuel López Obrador se mantiene por encima de la de Felipe Calderón hasta que casi al final del conteo el panista presuntamente toma la delantera y triunfa. Pero resulta que el IFE suministró en Internet información de la hora de llegada de cada dato de casilla para su conteo, independientemente del estado de procedencia. Y, con ese archivo que Luis Mochán había ordenado en primer término, Ruiz García le añadió datos como los porcentajes de votación y de casillas computadas y los votos totales para cada candidato. El resultado fue una gráfica en la que Calderón "comienza arriba desde el principio; AMLO lo rebasa alrededor de 55% de actas computadas y, finalmente, Calderón lo vuelve a rebasar alrededor de 94% de actas computadas". Ese comportamiento "es sorprendente desde el inicio: lo que uno gana, el otro lo pierde"; siendo "el mismo evento", y con comportamientos "totalmente diferentes", "el final es el mismo". El investigador asegura que "esto habla por lo menos de que la gente del IFE encargada del cómputo de datos manipuló la manera en que ingresó los datos de la votación de cada casilla".

Por otro lado, Víctor Romero Rochín, uno de los diez académicos de la UNAM que han hecho análisis estadístico del PREP y el conteo distrital, califica de "sorprendentes" las coincidencias entre los dos conteos -el preliminar (PREP) y el definitivo (distrital)-: "las curvas de PAN y PRD son, de nuevo, muy atípicas, pues NUNCA (mayúsculas en el original) se estabilizaron, ni siquiera en el último 0.01 de las casillas. Los cruces son esperados al principio de un conteo, pero no en las partes finales. El efecto de 'espejo' es una consecuencia de que los demás participantes se estabilizaron muy bien desde el principio. Por lo tanto, votos que 'pierde' el PRD los 'gana' el PAN, y lo sorprendente es que casi no hay 'viceversa', es decir, el PRD no ganó votos y el PAN no perdió votos... la explicación (...) es que los votos llegaron ORDENADOS de menor a mayor para el PAN y de mayor a menor para el PRD". Adjudicar ese aparente orden prestablecido a que "las casillas que favorecían al PAN se retrasaron en su envío" es un argumento insuficiente, pues requeriría "además, de la misma sincronización casi perfecta (...) para hacerlos llegar en ORDEN".

Romero Rochín llega a las conclusiones de que "el comportamiento de la evolución del conteo de los votos es atípico. En particular, lo más sorprendente es el ORDEN del registro de los votos para cada candidato. ¿Eventos poco probables, pero posibles? ¿Sincronización accidental en la captura de las actas, debida a factores externos? ¿Intervención al sistema de cómputo del IFE? Todas posibles, ninguna descartable". Pero, "¿cómo se puede saber qué fue?": "Dada la diferencia tan pequeña entre PAN y PRD, el conteo voto por voto de las 130 mil casillas es la solución que resolvería cualquier ambigüedad o duda del proceso de la contabilización de los votos. Sugerimos que es indispensable que el conteo no sólo lo realice el IFE, sino que sea hecho de manera simultánea por otras organizaciones públicas y privadas".

Gerardo Horvilleur, a quien sus amigos llaman "mago", es uno de los mejores programadores de México (fundador, director y arquitecto de software de SimpleJ (www.simplej.com), una herramienta para que los jóvenes aprendan a programar haciendo videojuegos; seleccionado en 2005 por Sun Microsystems para ser miembro fundador de su proyecto Java Champions). Junto con Martín Hardy (matemático y cineasta), elaboró un texto en que se pregunta: "qué tan preciso es el IFE como instrumento de medición". Y se responden: "Se dice que una elección se gana por un voto, pero esto es imposible. Cualquier instrumento de medición tiene un margen de error, el cual le pone un límite a su precisión al hacer una medida. Con una cinta métrica es imposible medir con una precisión de una décima de milímetro, (así es que) se necesita un instrumento más preciso. Uno podría pensar que contar votos es algo muy preciso, y por lo tanto no tiene por qué haber un error de medición, sobre todo cuando todos emplearon exactamente el mismo procedimiento para contarlos. Pero la realidad es que la imagen que nos quieren dar de que todo se hizo exactamente como lo dicen los manuales de capacitación del IFE es simplemente imposible".

Hardy y Horvilleur se detienen en el asunto de los fraudes: "Un experto en elecciones (como sería el IFE) no es un experto en fraudes. Cuando un mago desaparece un automóvil (o la Estatua de la Libertad, o la Muralla China) ante cientos de observadores, nadie puede explicar cómo lo hizo, pero todos sabemos que es imposible que simplemente se haya esfumado. Que nadie pueda entender cómo lo hizo no es de ninguna manera una prueba contundente de que no hubo truco. De igual forma, no tener una explicación de cómo se pudo realizar un fraude electoral tampoco es una demostración de que éste no ocurrió". Por ello, frente a las muchas anomalías detectadas por los científicos en los datos publicados por el IFE (de algunas de las que los dos redactores dan cuenta en su texto) y que sugieren la existencia de un fraude, lo más sencillo sería "simplemente volver a contar los votos, con más cuidado y uniformidad de criterios".

De matemáticas, estadística y fraude electoral se hablará hoy a partir de las 12 horas en el Club de Periodistas (Filomeno Mata y Tacuba, en el centro de la ciudad de México), con la participación de especialistas y metiches como este tecleador (los trabajos de Ruiz García, Romero Rochín y Hardy y Horvilleur, estarán disponibles en www.juliohernandez.com.mx)./

Y, mientras la verdadera consejera presidenta del IFE, Elba Esther UGordillo, declara "presidente electo" al profesor Felipe Calderón, ¡hasta mañana!

Fax: 5605-2099 juliohdz@jornada.com.mx www.juliohernandez.com.mx

La Iglesia católica en la transición democrática

Bernardo Barranco V.

Frente a la circunstancia poselectoral, los obispos en reiteradas oportunidades se han pronunciado por la unidad, la construcción de acuerdos que garanticen la gobernabilidad del país. Ahora se han ofrecido de mediadores, al estilo sudamericano, para ser puente que permita el diálogo entre los actores rijosos.

Pese a los prudentes comunicados de la dirigencia de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), los obispos han recibido severas críticas por su actuación durante el proceso electoral que aún no concluye. Pareciera que existe discordancia entre sus comunicados y la actuación de prelados emblemáticos, cuestionados por simpatizar y favorecer explícita o implícitamente a alguno de los contendientes. Por ejemplo, Alianza Cívica -organismo especializado en la observación de procesos electorales- evidenció algunos casos concretos de inducción eclesiástica el 2 de julio.

El Observatorio Eclesial acusó de "ambiguo" al comportamiento político del cardenal Norberto Rivera, quien reitera, por un lado, que aún no existe un ganador de la contienda presidencial mientras por otro lado se reúne apoyando y prestándose al juego mediático del equipo de campaña de Calderón. La coalición Por el Bien de Todos sentencia en el juicio de inconformidad, presentado ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación: "La intervención de la Iglesia en la presente contienda electoral fue una constante". A esta lista se suman los obispos de Cuernavaca, Guadalajara, Guanajuato, Querétaro, Morelia y Yucatán. En la mayoría de los casos se inclinaron a favor de Acción Nacional y en el menor por la coalición.

El documento más reciente de la CEM ("Todos unidos por la reconciliación, la concordia y la paz", 20/7/06) tiene la virtud de incorporar en las firmas a los cardenales Rivera y Sandoval Iñiguez, constantemente señalados; sin embargo, propone riesgosas jornadas de oración del 31 de julio al 6 de agosto, que podrían convertirse en un nuevo foco de tensión dado el clima político antagónico. Dependerá de cómo, en qué forma y con quiénes se hagan dichas jornadas, pero no hay duda de que la iniciativa puede ser delicada.

Por otro lado, sería injusto dejar de reconocer aportes de la Iglesia católica a la alternancia, no obstante que no ha sabido situar su aporte ni papel en la construcción real de la democracia. Es cierto que hay sectores retardatarios proclives a pactar con el poder y frenan iniciativas de cambio. Sin embargo, es importante recordar aquel lejano 1986, en Chihuahua, cuando el clero local protestó por los resultados electorales fraudulentos. En aquella ocasión se enfrentó tanto con el poder del Estado y con el propio delegado apostólico que pactó con Gobernación. Tampoco hay que olvidar su valiente papel de defensa de los derechos humanos de los indígenas en Chiapas, la Tarahumara y Oaxaca. Es importante hacer memoria de la publicación del documento Del encuentro de Jesucristo a la solidaridad con todos (en abril de 2000), en el cual los obispos reconocen abiertamente la necesidad de cambios políticos meses antes de las elecciones presidenciales que tuvieron como oposición al alto clero priísta e incluso a sectores de la Secretaría de Estado del Vaticano. Sobra mencionar que a nivel latinoamericano, muchas iglesias han condenado y resistido a regímenes militares.

La jerarquía católica mexicana encuentra grandes dificultades para estar presente de manera pertinente en el momento actual, no sólo en la crispante circunstancia poselectoral, sino en la transición democrática. Pareciera muy preocupada por la fragilidad del orden social existente y, al mismo tiempo, se siente desbordada, sin recursos reales para contribuir. No obstante su situación, la dirigencia de la CEM debe disciplinar al propio clero para evitar que se deje llevar por las polarizaciones y ánimos encendidos. Especialmente debe meter en orden a sus dos grandes cardenales, que representan ahora su mayor riesgo interno.

En segundo lugar, el clero debería moderar por el momento su actitud negativa hacia la política partidaria; desde hace décadas los partidos no gozan de la simpatía del magisterio. La alta jerarquía siempre ha predicado que prefiere la política con "P" mayúscula, es decir, la que busca el bien común, y deja a laicos y partidos políticos la política con "p" minúscula, encaminada a la búsqueda del poder, del sectarismo y de espurios intereses de individuos y de grupúsculos. Con esa actitud, a veces moralista, desalienta el quehacer político, tanto de ciudadanos como el papel de los partidos. Si bien muchos políticos mezquinos se han ganado a pulso el rechazo social, los partidos cumplen una función de mediación entre el individuo y el poder. No en vano la primera medida que adoptan los regímenes autoritarios es disolverlos o prohibirles toda actividad.

En tercer lugar, la CEM debería preocuparse por emitir mensajes sustanciales. La saga de textos publicados a lo largo del proceso electoral son predecibles y tienen el tono del sermón convencional. Muchos obispos se justifican advirtiendo que son pastores, no expertos en ciencias políticas ni en economía; pese a ello se han asumido como actores políticos de primer reparto y su condición requiere una comunicación de fondo, tanto en contenidos como en vivacidad.

Los comunicados de los obispos en los últimos años están marcados por una opacidad que requiriere ser revisada, así como su abanico de consejeros laicos, en su mayoría intelectuales clericalizados. Los episcopados europeos tienen asesores sólidos en diversas disciplinas; la propia conferencia episcopal brasileña, además de contar con potentes asesores, realiza foros y encuentros en los que analiza la realidad y se discuten los temas más relevantes de la sociedad.

La Iglesia católica, como pocas instituciones en la historia moderna, tiene la experiencia y capacidad de adaptarse a diferentes formaciones sociales, políticas y económicas. En el marco de la tironeada democracia mexicana, la Iglesia tiene un gran reto de largo plazo que pasa por una nueva y eficiente actitud en la actual coyuntura poselectoral.