julio 01, 1990

Fuerte olor a fraude... y a traición

Ciudad Perdida
Miguel Angel Velázquez

Adversarios y propios en la lista de culpables

El ingeniero, en la imaginaria del foxismo

La densa niebla creada sobre la elección presidencial del pasado día 2, por los intereses espurios del Partido Acción Nacional y Vicente Fox, para robar el voto ciudadano, sin clarear la verdad, no han impedido que olores de otros vientos, esos de traición, acaben por pudrir el ambiente electoral.

La fuerza electoral manifestada el sábado pasado en la plaza máxima de México, el Zócalo, por cientos de miles que gruñen en contra de la continuidad corrupta, ha señalado con dureza a quienes considera culpables de que el país siga por la ruta del desempleo y la pobreza.

Esa lista la encabezan Fox, Marta, Calderón y Elba Esther Gordillo, pero también figuran nombres antes insospechados como Cuauhtémoc y Lázaro Cárdenas -este último gobernador de Michoacán-; Amalia García; Zeferino Torreblanca y Rosario Robles.

Cierto o no, la gente no encuentra excusas a la actitud de Cuauhtémoc Cárdenas, siempre esquivo a brindar apoyo explícito a la candidatura de López Obrador, y acusa a Lázaro de seguir los pasos de su padre, como también señala a la gobernadora de Zacatecas.

De Zeferino, el de Guerrero, se recuerda con claridad que el ex miembro de la iniciativa privada de aquella entidad fue adquisición de Rosario Robles, para el PRD, en los tiempos en los que Carlos Ahumada, el empresario defraudador, pesaba en el ánimo de la que fue presidenta perredista.

En este último caso, el de Rosario Robles, se dice que operó en contra de López Obrador lo mismo en Guerrero que en Michoacán, pero que el asunto de Zacatecas casi caminó solo.

Tal vez toda esta especulación, que tiene como base los números inexplicables de la elección, en los estados mencionados y en buena parte del país, aunque por razones aparentemente diferentes, carezca de fundamento si como se ha visto hasta ahora, el fraude electoral ha torcido la voluntad ciudadana.

Por lo pronto, a todo el mundo escaldó el hecho de que Cuauhtémoc Cárdenas haya aceptado una invitación de Vicente Fox, para unirse a un proyecto de trabajo que se inicia desde su gobierno, por noble que parezca.

Hay panistas, inclusive, que piensan que el plan B del foxismo, en caso de que se anulen las elecciones, sería llevar a Cárdenas al interinato, porque lo consideran un enemigo real de López Obrador, y porque podría socavar la fuerza del tabasqueño en el PRD y los grupos de izquierda en general que lo apoyan.

Sea como sea, la única verdad es que para todos quienes llenaron la plaza mayor de México, en la lista de colaboracionistas contra López Obrador también hay gente impensada en actos de esa naturaleza.

Si el gran disgusto era que en el equipo de López Obrador existieran colaboradores con pasado priísta, salinista, para decirlo correctamente, ¿qué hace el ingeniero con Fox, que es igual o peor -para muchos el empleado de Salinas-?, ¿cuándo se le quitó el asco?

El recuento voto por voto de la elección pasada habrá de despejar las capas de duda que han germinado la especulación. Cada quien ocupará el lugar que este trozo de historia le conceda. Para Fox la traición a la democracia que pregona, para Calderón el sabor amargo de la usurpación, y para los demás, tal vez, el escandaloso olvido.

Pero la historia aún no tiene fin, más temprano que tarde se sabrá si el camino del reclamo legal fue el correcto. Por lo pronto, en las primeras páginas de este capítulo lleno de oprobio para millones de mexicanos ya hay culpables y en un lugar preponderante están las televisoras. Pero de eso ya habrá tiempo de hablar.

ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx ciudadangel@hotmail.com

Relaciones Exteriores no frena a los ''felicitadores''

México SA
Carlos Fernández-Vega


El canciller Derbez considera que se trata de un ''asunto entre particulares''


En medio del despiste que en algunos ha provocado el proceso electoral que vive el país, algunos gobiernos extranjeros se han apresurado -por decirlo suave- en sus "felicitaciones" y "salutaciones" a Felipe Calderón y su medio punto porcentual, situación que le falta el respeto a los tiempos establecidos por la ley mexicana, al tiempo que en nada contribuye a enfriar el caldero político.

Llegado el caso, tales gobiernos podrían argumentar "desorientación" y que debido a ella se equivocaron de hora y se apresuraron al enviar bombones de chocolate en forma de corazón. Algo similar sucedió en noviembre de 2000, cuando presurosamente George W. Bush (uno de los que rápidamente "felicitaron" y "saludaron" a Feliproa) se auto proclamó presidente electo de Estados Unidos, olvidando su cochinero electoral, y el descarado fraude cometido en contra de Al Gore.

Revisando la prensa de aquellos días se pueden leer las "felicitaciones" que jefes de Estado y de gobiernos europeos, asiáticos y latinoamericanos rápidamente enviaron a baby Bush, mismas que ocultaron bajo el colchón cuando comenzó a documentarse el escandaloso fraude cometido por la pandilla Enron, el cual colocó a Estados Unidos al borde del colapso político. Bush no sólo fue nombrado presidente constitucional (y las "felicitaciones" salieron del colchón), sino que repite en el puesto. Aún así, no pierde su ilegitimidad. Si en ese entonces el Departamento de Estado, como institución gubernamental, no llamó a la prudencia a esos jefes de Estado y de gobierno, muy su problema.

Sin embargo, para el caso mexicano que nos ocupa se supone que la Secretaría de Relaciones Exteriores -con el siempre hábil Luis Ernesto Derbez en la silla principal- de inmediato tendría que haber hecho un pronunciamiento público -ese llamado a la prudencia-, invitando a los gobiernos "felicitadores" a que se abstengan de emitir tales muestras de cariño hasta que sea el momento legal de hacerlo, y exigido el respeto irrestricto a las leyes mexicanas, toda vez que de acuerdo con ellas el proceso electoral no ha concluido, la autoridad competente no se ha pronunciado y, por lo mismo, aún no hay presidente electo.

Así tendría que actuar la Secretaría de Relaciones Exteriores, informando detalladamente a la comunidad de naciones en qué momento se encuentra el proceso electoral mexicano -para evitar la inoportuna llegada de bombones de chocolate en forma de corazón-, cuándo concluye, a partir de qué hora se reciben "felicitaciones" y "salutaciones" y a quién hay que enviarlas.

Ese sería el proceder correcto, institucional, de la otrora augusta Secretaría de Relaciones Exteriores, pero todo indica que también en este delicado caso el canciller Derbez -y el gobierno del "cambio" atrás de él- considera que se trata de "un asunto entre particulares", o que los bombones, las "felicitaciones" y las "salutaciones" recibidas son "de goma" y no "de plástico".

Se supone, también, que el presidente Vicente Fox habría enmudecido durante la temporada electoral (por lo demás, un milagro largamente esperado por los mexicanos, y que, llegado el caso, el inquilino de Los Pinos podría presumir tal acción -esa sí- como un logro real, tangible de su administración), pero obvio es que a él y a la Martita se le quemaban las habas por echar el telefonazo, y a Calderón por hacerlo público (como si eso sirviera para legitimarlo). Total, qué más da una llamadita telefónica adicional, si todo el mundo sabe que el mandatario es el jefe de campaña del Chapelen (cortesía de Julio Hernández y su Astillero).

Ya en esta línea de las suposiciones, Felipe Calderón anda ofreciendo chamba a un supuesto "destructor" del país, a "un peligro para México", al tiempo que promueve -según dice- "la conciliación de todos los mexicanos" y "la integración de un gobierno de unidad nacional".

Anda el Felipillo de ofrecido y apagador de fuegos por él encendidos, cuando por medio de su propaganda política -facciosa, sucia y negra como sus "manos limpias"- la única convocatoria real que hizo a lo largo de seis meses fue la de "unamos fuerzas para romperle la madre al Peje", sin mediar "conciliación" alguna. Todo el aparato de Estado para apuntalar al supuesto "conciliador". Pero que no se equivoque: aunque ahora pretenda vestirse de seda, Chapelen se queda.

Ya encarrerados, se supone que el secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola, debe ocuparse de la dependencia pública que dice encabezar, abstenerse de utilizar los recursos públicos para favorecer las ambiciones de Felipe Calderón y no dedicar su posición para la compra-venta de favores del Feliproa, como en caso del gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores -de la generación de políticos prianistas-, que se vende al mejor postor.

Y allí va la líder con su paragüas, corrompiendo hasta las enaguas. "Aquí estamos haciendo la chamba", se oye a Elba Esther en cordial plática sobre Felipillo con el Geñito Hernández Flores, quien sumisamente dice a todo "sí, maestra".

Las rebanadas del pastel:

¿Algún día despertarán la narcoléptica Fepade y su supuesta titular, María de los Angeles Fromow?

cfvmx@yahoo.com.mx / cfv@prodigy.net.mx