junio 28, 2006

• Los vuelos del DC-9.

Marcela Gómez Zalce.

Tarde o temprano, mi estimado, una guerra comercial se vuelve una guerra sangrienta. Y mientras el presidente (con minúsculas) muestra un incontrolable nerviosismo por las elecciones del domingo donde varios analistas fi nancieros here and there pronostican el triunfo de López Obrador, en ciertas dependencias del gabinetito (con sus disciplinadas excepciones) todos los días hay encerronas donde se analizan los diversos escenarios y las caras largas no dejan de ser un distintivo botón de cómo están viendo los toros amarillos desde la barrera.

Un divertido ejemplo fueron las afi rmaciones del residente de Los Pinos alrededor de presupuesto del año próximo que “...será la primera gran sorpresa...” que enfrentará su sucesor.

No, my friend, no vaya a ser que la gran (des)agradable sorpresa se la lleven Fox, family & associates quienes además serán un perenne riesgo en los meses transitorios en los cuales varios delicados expedientes pudieran ser quemados, destruidos o desaparecidos.

*** Todavía querido lector, Fox se aventó la puntada de afi rmar que se ha ganado terreno en el combate a la pobreza y en la generación de empleos (del otro lado de la frontera, that is) “...pero nos falta un montonal...” ( de neuronas) y que en este país se vale soñar y pensar en grande. Como no, pues. Ejemplos sobran. Ahí tiene los negocios de la familia presidencial, del Bueno de Juan, de Diego Zavala, de los Bribiesca Sahagún, de..

*** Todo y el inédito escándalo del cuñado incómodo y sus travesuras sobre el mal uso del PAN con el padrón del IFE --donde se cruzaron la información con el padrón de los programas sociales-- que se vociferaba inviolable, abonan un original terreno en el cual Ugalde y sus consejeros deberán ser llamados a cuentas por un culebrón llamado Hildebrando.

Si le agrega que la Coparmex, órgano al que perteneció Carlos Abascal y que recibirá su tubazo en un ofi cio dirigido a RTC por andar en la necia de no retirar su explosivos spots publicitarios, la cúpula empresarial deberá entender que la ley se tiene que cumplir. Indudablemente que las llamadas sorpresas apenas comienzan...