junio 24, 2006

Continuidad, obsesión de Fox


Cuando Carlos Salinas de Gortari, tuvo la obsesión de continuar apoltronado en la silla presidencial, comenzó a mover los hilos de poder político para que apoyaran su proyecto reeleccionista, solo que el pueblo de México no era-ni lo es- ningún tonto y por lo tanto no solamente le reprocharon su mala acción, sino que reprobaron ese plan anti constitucionalista.

Pues bien, Vicente Fox Quesada, personaje guanajuatense por todos conocidos, en su calidad de Presidente de la República no puede ocultar su enfermiza pasión por el poder y menos sus malsanas intenciones, sabedor de que su mandato podría ser solo flor de un día y dejar que otro partido nos gobierne y de paso exhiba los pobres resultados que se han obtenido en los últimos seis años.

Sin rubor alguno, Fox califica como obsesiva su insistencia por mantener la continuidad en el País, aduciendo que ésta asegura el desarrollo nacional. Como quien dice, para él la mejor opción para el país es la política de trabajo que le ha impreso, aunque sus resultados sean todo lo contrario, motivando que la pobreza extrema haya afectado a más de 50 millones de mexicanos y millones de empleos se han perdido.

Es la “guerra por Los Pinos”, donde Fox no supo manejar los destinos de una Nación que esperaba mucho de él. De una Nación que confió en su férrea conducción y que sin embargo, cayó en manos de un hombre que no supo darle a los mexicanos todo aquello que deseaban, permitiendo la inconcebible intromisión de su esposa Marta Sahún de Fox, que no hizo otra cosa más que echarle más leña al fuego.

Los escándalos han sido el pan nuestro de cada día y ahora Vicente insiste en que su modelo político, económico y social es lo mejor para el País. Por favor, lo que no es tener un ápice de vergüenza, como si los más de 100 millones de ciudadanos que habitamos este territorio no fuéramos entes pensantes y no tuviéramos historia. Que poca consideración la suya.

Lo que cuida, lo que protege es aquello a lo que le teme: perder las prebendas que lo están enriqueciendo y sobre todo, no ceder la ubre presupuestal en momentos cuando ha comenzado a sentirle sabor al caldo, y su ahijado político, Felipe Calderón Hinojosa, ha mostrado muy pronto el cobre y eso no es ningún aliento ni motivación de desarrollo.

El que anunciara con bombo y platillo el pago adelantado de la deuda por siete mil millones de dólares, así como 75 mil millones de pesos mexicanos, es una forma muy subliminal de decir que estamos en jauja económica, cuando en la práctica todos los programas de apoyo federales se vieron restringidos drásticamente desde hace dos años, y con todo y eso todavía insiste en confesar su obsesión por la continuidad de su política, como quien dice, pretende ejercer un nefasto cacicazgo que no le augura nada bueno al País, y por eso ahora presume que “dejará estabilidad financiera en el país”, hecho que anuncia cuando estamos a escasos ochos días de que conozcamos el nombre de su sucesor y de delegar el poder, ojalá, en las condiciones más favorables para México, porque su gobierno ha hecho todo lo contrario.

José Walle Juárez.