julio 17, 2006

No estas solo


Con la convicción de que no está solo

Jorge Octavio Ochoa
El Universal

Tres horas de camino, sin prisa y sin descanso. Miles de manos se extienden, se agitan por calles embutidas de humanidad. Él se llena los ojos de gente, el alma de pueblo y el espíritu de voces de solidaridad.

Después de tres horas de paso cansino, él dice: "Toda mi admiración y mi respeto para ustedes. Tengo la convicción de que no estoy solo". El zócalo se agita, vibra. Un ronco rugido sale desde el fondo de las masas: "¡No estás solo! ¡No estás solo!".

Emociones encontradas al mirar pausadamente ese mar de gente, desde ahí, en el templete, que se ha convertido en su mejor refugio. Porque ahora ahí, artistas e intelectuales le han dedicado canciones y letras.

El centro de la ciudad se ha convertido en un río humano. Desde todos los puntos ingresan contingentes, como aguas mansas en ese lento caminar. Se agolpan en Reforma y en todas las bocacalles hasta rebasar la avenida Juárez y la Alameda.

Andrés Manuel López Obrador lo dice: "Es la movilización más importante, más grande, más numerosa de toda la historia de México", y los convoca a una jornada de resistencia civil pacífica, a lo que le responden: "¡Sí, señor presidente!".

Emociones encontradas porque Carlos Monsiváis y Sergio Pitol le han dedicado un texto a dos manos y Eugenia León canta una canción compuesta a base de ingenio y verso popular.

Él desde ahí ve y siente esa fusión de masa humana que se convierte en idea, cuando aquellos dos: escritor y literato, arengan sin gritos y sin gestos: "No abandonemos nuestros votos en la fosa común de la resignación y la apatía".

Desde ahí mira al fondo de ese mar; traga saliva. Su gesto hace evidente la dificultad de contener la emoción cuando Eugenia León canta, a capela, en ese recital: "Si a tu casilla llegan 10 votos chuecos, cuenta voto por voto, que es tu derecho".

La masa se le entrega: "¡Sí, señor presidente!", a todo cuanto él pida. Desde temprano, a las 9:00 de la mañana, llegan ríos que se enfundan camisetas blancas con leyendas: "También soy renegado. Por México. Voto por voto".

Letreros que no olvidan: "Fox, somos renegados, pero no pen...itentes". Cartelones que no perdonan a Televisa haber negociado esa ley de medios que fortalece su monopolio.

Le reprochan a Carlos Espejel haber convertido el personaje de Cantinflas en comparsa para apoyar el presunto triunfo de Felipe Calderón. Todo por esa última parodia cómica convertida en editorial.

Con silbidos, también fustigan la imagen de un Joaquín López-Doriga en las pantallas gigantes, que la noche de ese 2 de julio simplemente no pudo, no quiso adelantar ganador.

Un tímido cartón también reprocha: "Iglesia traidora. No te daré limosnas. Cómplice del fraude".

A las 10:30 empezó ese camino. A las 13:30 entró al zócalo. El planchón estaba lleno desde antes de que él llegara.