La campaña represiva del gobierno tendrá un alto costo social, alertan
Analistas coinciden en que las elecciones representan acoso estatal contra la decisión del pueblo
MARIANA NORANDI
A tres meses del inicio de una campaña de represión del Estado contra diversos movimientos sociales en nuestro país, el foro México y el mundo actual, que se realiza todos los lunes en Casa Lamm, analizó el costo social y político que han representado las represiones contra los mineros de Sicartsa, campesinos de San Salvador Atenco y maestros de Oaxaca.
Los participantes coincidieron en exigir la libertad de los presos políticos, en denunciar la existencia de un sindicalismo mexicano corporativista y antidemocrático y en afirmar que la poca transparencia de estas elecciones representa otra forma de represión estatal contra la decisión popular.
En la mesa redonda participaron Raquel Gutiérrez Aguilar, matemática y luchadora social; Arturo Alcalde, abogado laboralista; David Velasco, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro y Sergio Rodríguez Lascano, director de la revista Rebeldía, quien compartió su micrófono con una representante del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra. La atenquense, con machete en mano, dijo: "Ahora nos queda más claro que ir a votar no es garantía de cambiar la situación de nuestro país. Para nosotros votar significa participar en un circo electoral disfrazado de democracia, y elegir a algún candidato representa elegir a nuestro próximo verdugo. Como Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra nos queda claro que, ante la imposición de un gobierno derechista representado por Felipe Calderón, debemos fortalecer nuestras alianzas solidarias con otras organizaciones hermanas que verán afectados, al igual que nosotros, los derechos del pueblo."
Rodríguez Lascano dijo que este momento no debe verse sólo desde el pesimismo, sino como parte de un proceso que representa retos y acumulaciones de experiencias para la lucha de la clase trabajadora. Por otro lado, definió la represión de Atenco como una especie de "futuro anterior", donde "nos están diciendo lo que nos espera. Nos están dando una muestra práctica de lo que es su diseño de sociedad, de país, de relación del estado con la sociedad. Los consensos históricos con el Estado están minados y éste adquiere un carácter beligerante donde resuelve los problemas con violencia -como en Sicartsa, Atenco y Oaxaca- o con un fraude electoral, que es otro tipo de violencia".
El abogado laboralista expresó que estamos ante la necesidad de crear formas de organización nuevas y, en el tema sindical, se debe diseñar una forma diferente de organización obrera que acabe con el sindicalismo "corporativista y charro que siempre ha caracterizado a México respecto a otros países".
Para Alcalde la gran cuestión del momento es organizar la disidencia, crear consensos y formas de lucha diferentes que minoricen el descontento social. "Si no tenemos la capacidad de encontrar esos consensos nos arriesgamos a que esta energía popular no pueda convertirse en una forma distinta de ver el gobierno, el país, y no podrá dar respuestas a toda esa población que quiere vivir de una manera diferente."
David Velasco abogó por una organización "de cada quien desde donde está", bien sea la escuela, el barrio o el trabajo. "El mayor desafío es organizarse y luchar donde cada quien está y de eso tenemos que aprender de las culturas indígenas, que participan plenamente en todo; en cambio nosotros generamos una cultura que delega la responsabilidad en otro para que nos solucione nuestros problemas."
MARIANA NORANDI
A tres meses del inicio de una campaña de represión del Estado contra diversos movimientos sociales en nuestro país, el foro México y el mundo actual, que se realiza todos los lunes en Casa Lamm, analizó el costo social y político que han representado las represiones contra los mineros de Sicartsa, campesinos de San Salvador Atenco y maestros de Oaxaca.
Los participantes coincidieron en exigir la libertad de los presos políticos, en denunciar la existencia de un sindicalismo mexicano corporativista y antidemocrático y en afirmar que la poca transparencia de estas elecciones representa otra forma de represión estatal contra la decisión popular.
En la mesa redonda participaron Raquel Gutiérrez Aguilar, matemática y luchadora social; Arturo Alcalde, abogado laboralista; David Velasco, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro y Sergio Rodríguez Lascano, director de la revista Rebeldía, quien compartió su micrófono con una representante del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra. La atenquense, con machete en mano, dijo: "Ahora nos queda más claro que ir a votar no es garantía de cambiar la situación de nuestro país. Para nosotros votar significa participar en un circo electoral disfrazado de democracia, y elegir a algún candidato representa elegir a nuestro próximo verdugo. Como Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra nos queda claro que, ante la imposición de un gobierno derechista representado por Felipe Calderón, debemos fortalecer nuestras alianzas solidarias con otras organizaciones hermanas que verán afectados, al igual que nosotros, los derechos del pueblo."
Rodríguez Lascano dijo que este momento no debe verse sólo desde el pesimismo, sino como parte de un proceso que representa retos y acumulaciones de experiencias para la lucha de la clase trabajadora. Por otro lado, definió la represión de Atenco como una especie de "futuro anterior", donde "nos están diciendo lo que nos espera. Nos están dando una muestra práctica de lo que es su diseño de sociedad, de país, de relación del estado con la sociedad. Los consensos históricos con el Estado están minados y éste adquiere un carácter beligerante donde resuelve los problemas con violencia -como en Sicartsa, Atenco y Oaxaca- o con un fraude electoral, que es otro tipo de violencia".
El abogado laboralista expresó que estamos ante la necesidad de crear formas de organización nuevas y, en el tema sindical, se debe diseñar una forma diferente de organización obrera que acabe con el sindicalismo "corporativista y charro que siempre ha caracterizado a México respecto a otros países".
Para Alcalde la gran cuestión del momento es organizar la disidencia, crear consensos y formas de lucha diferentes que minoricen el descontento social. "Si no tenemos la capacidad de encontrar esos consensos nos arriesgamos a que esta energía popular no pueda convertirse en una forma distinta de ver el gobierno, el país, y no podrá dar respuestas a toda esa población que quiere vivir de una manera diferente."
David Velasco abogó por una organización "de cada quien desde donde está", bien sea la escuela, el barrio o el trabajo. "El mayor desafío es organizarse y luchar donde cada quien está y de eso tenemos que aprender de las culturas indígenas, que participan plenamente en todo; en cambio nosotros generamos una cultura que delega la responsabilidad en otro para que nos solucione nuestros problemas."
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