El ‘Financial Times’ y México
Rafael Morales
Escribí y repito que México sufrió un golpe de estado “exquisito” o “técnico”, como valoran otros colegas, para darle el poder al candidato de la derecha Felipe Calderón, robándole así la presidencia a López Obrador. Y mantendré mi caracterización mientras el recuento voto por voto no se produzca. Millones de mexicanos piensan lo mismo y cientos de miles lo dicen con su movilización en las calles. La diplomacia gringa y la española metieron la pata (y ahora rectifican) al reconocer a Calderón como nuevo presidente de México cuando el proceso está sin culminar. La agrupación mexicana del PSOE ha protestado por semejante torpeza.
Esperaban la misma sucesión de acontecimientos de 1988, unas cuantas protestas por el fraude electoral contra Cárdenas y nada más. Calderón sustituiría a su amigo Fox tras una ligera tormenta de verano. Ignoraron que los tiempos del PRI ya pasaron. Las irregularidades detectadas ascienden a miles y hasta ahora perjudican siempre al centro izquierdista López Obrador. Pero la democracia política resulta inviable si los ciudadanos llegan a la conclusión de que se encuentran ante una impostura para beneficiar a los de siempre, se indignan y dejan de reconocerla. Como forma de control social entra entonces en crisis. Aparece la inestabilidad, metiéndole miedo en el cuerpo a los grandes cacaos. De ahí el temor de los medios de comunicación que velan por los intereses de las transnacionales en aquel país y en todas partes.
El primero en mosquearse fue, como no, el New York Times. Atendiendo a las reclamaciones de López Obrador, planteó que “los problemas ameritan un recuento completo de los votos y Felipe Calderón no debería oponerse a ello”. El candidato de Fox sabe que el recuento transparente mostrará la verdad. ¿Cómo va a aceptarlo? Al mismo tiempo, el New York Times advirtió al candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) lo negativo de empujar las movilizaciones populares (nunca se sabe como pueden terminar) para la solución de esta crisis y solicitó a López Obrador su “abstención” en este terreno. Sin éxito, afortunadamente. ¿Por qué iba a preocuparse este periódico por México si los ciudadanos hubieran digerido el fraude sin rechistar?
Después llegó turno al británico Financial Times, el diario financiero más influyente a nivel mundial. Más de lo mismo: “El recuento de votos es exactamente lo que las autoridades de México deben hacer, hay que resolver de una vez por todas quién ganó la elección y enviar el mensaje claro de que México es una democracia transparente”. En cuanto a la propuesta de Calderón para salir del paso proponiendo la reconciliación nacional, el periódico la estima como “difícil de lograr si un número sustancial de mexicanos pobres lo perciben (a Calderón) como líder ilegítimo”. Más precisión todavía de este genio de las finanzas: “Sería una tontería para la elite de México subestimar los peligros que esta situación representa, especialmente teniendo en cuenta la historia del país”. ¿Estamos de acuerdo ahora, amigos y críticos, cuando diarios de tanta alcurnia y de derechas plantean la urgencia de contar “voto por voto” como única manera de legitimar las elecciones del 2 de julio? Me alegro.
Escribí y repito que México sufrió un golpe de estado “exquisito” o “técnico”, como valoran otros colegas, para darle el poder al candidato de la derecha Felipe Calderón, robándole así la presidencia a López Obrador. Y mantendré mi caracterización mientras el recuento voto por voto no se produzca. Millones de mexicanos piensan lo mismo y cientos de miles lo dicen con su movilización en las calles. La diplomacia gringa y la española metieron la pata (y ahora rectifican) al reconocer a Calderón como nuevo presidente de México cuando el proceso está sin culminar. La agrupación mexicana del PSOE ha protestado por semejante torpeza.
Esperaban la misma sucesión de acontecimientos de 1988, unas cuantas protestas por el fraude electoral contra Cárdenas y nada más. Calderón sustituiría a su amigo Fox tras una ligera tormenta de verano. Ignoraron que los tiempos del PRI ya pasaron. Las irregularidades detectadas ascienden a miles y hasta ahora perjudican siempre al centro izquierdista López Obrador. Pero la democracia política resulta inviable si los ciudadanos llegan a la conclusión de que se encuentran ante una impostura para beneficiar a los de siempre, se indignan y dejan de reconocerla. Como forma de control social entra entonces en crisis. Aparece la inestabilidad, metiéndole miedo en el cuerpo a los grandes cacaos. De ahí el temor de los medios de comunicación que velan por los intereses de las transnacionales en aquel país y en todas partes.
El primero en mosquearse fue, como no, el New York Times. Atendiendo a las reclamaciones de López Obrador, planteó que “los problemas ameritan un recuento completo de los votos y Felipe Calderón no debería oponerse a ello”. El candidato de Fox sabe que el recuento transparente mostrará la verdad. ¿Cómo va a aceptarlo? Al mismo tiempo, el New York Times advirtió al candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) lo negativo de empujar las movilizaciones populares (nunca se sabe como pueden terminar) para la solución de esta crisis y solicitó a López Obrador su “abstención” en este terreno. Sin éxito, afortunadamente. ¿Por qué iba a preocuparse este periódico por México si los ciudadanos hubieran digerido el fraude sin rechistar?
Después llegó turno al británico Financial Times, el diario financiero más influyente a nivel mundial. Más de lo mismo: “El recuento de votos es exactamente lo que las autoridades de México deben hacer, hay que resolver de una vez por todas quién ganó la elección y enviar el mensaje claro de que México es una democracia transparente”. En cuanto a la propuesta de Calderón para salir del paso proponiendo la reconciliación nacional, el periódico la estima como “difícil de lograr si un número sustancial de mexicanos pobres lo perciben (a Calderón) como líder ilegítimo”. Más precisión todavía de este genio de las finanzas: “Sería una tontería para la elite de México subestimar los peligros que esta situación representa, especialmente teniendo en cuenta la historia del país”. ¿Estamos de acuerdo ahora, amigos y críticos, cuando diarios de tanta alcurnia y de derechas plantean la urgencia de contar “voto por voto” como única manera de legitimar las elecciones del 2 de julio? Me alegro.
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