Calderón: síntomas delicados
jorge carrasco araizaga
México, D. F., 21 de julio (apro).- Amargo ha resultado el conteo favorable del IFE para Felipe Calderón. Su alegado triunfo en la elección presidencial, hasta ahora administrativo, ha comenzado a erosionarse o, por lo menos, a ser tomado con prudencia por algunos de quienes fueron sus principales promotores.
Los grupos empresariales, que a los pocos días de la jornada electoral urgían a reconocer los resultados del Instituto Federal Electoral (IFE), empiezan a guardar el triunfalismo para mejor ocasión y a querer presentarse como equidistantes en la disputa electoral.
Sabedores que el Tribunal Electoral puede anular los comicios presidenciales si se acredita que hubo graves irregularidades durante el proceso, incluido el proselitismo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) a favor de Calderón, algunos organismos patronales ponderan incluso el escenario de la presidencia interina.
Y aunque mantienen sus críticas al candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, en el sindicato de los empresarios, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), saben que la impugnada ventaja de Calderón no es definitiva.
Así se mantendrá en las próximas semanas hasta que, a más tardar el miércoles 6 de septiembre, la justicia electoral valide el proceso y declare a uno de los dos candidatos presidente electo. Pero también puede ser que no haga esa declaratoria y obligue a la designación de un presidente interino.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no sólo resolverá las 364 impugnaciones presentadas por el PAN y la coalición Por el Bien de Todos, sino que después de esa tarea, para la que tiene hasta el 31 de agosto, establecerá si hubo factores, legales o ilegales, que determinaron el resultado de la votación, de apenas 0.58% por ciento a favor de Calderón.
Serán semanas difíciles también para López Obrador, que seguirá sometido al desprestigio mediático por sus movilizaciones y sus anunciadas pero no especificadas acciones de resistencia civil.
Pero quien más puede perder es Calderón. Mientras López Obrador seguirá siendo estigmatizado como un “peligro para México”, el candidato del PAN podría acabar sacrificado. Y algunos síntomas podrían estarse revelando.
Si bien el pasado jueves, la Coparmex –organismo integrante del CCE– a través de su membrete Sociedad en Movimiento, convocó a la prensa para respaldar al IFE y, una vez más, desacreditar a López Obrador, también dejó entrever que se está preparando para una posible anulación de la elección presidencial. Se refirió a un posible “desenlace” en el que la votación del 2 de julio pudiera ser anulada.
“Este o cualquier otro desenlace jurídico debe ser, en todo caso, el producto de la decisión libre y razonada de los magistrados (del Tribunal Electoral), y no el fruto de presión política y de las amenazas a la estabilidad social y económica del país.”
Así, aunque se trata de una abierta crítica a López Obrador por su convocatoria a la movilización social y a la resistencia civil, el sindicato patronal considera que el triunfo de Calderón difícilmente se sostendrá en los términos que lo estableció el IFE como autoridad administrativa.
Otro aparente síntoma delicado para el anunciado triunfo calderonista lo dio el viernes pasado el presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), también integrante del CCE, León Kalkin.
Luego de una semana de conversaciones de los empresarios con el secretario de Gobernación, Carlos María Abascal, el representante de los industriales abrió el viernes la posibilidad al triunfo de López Obrador por decisión del TEPJF.
“Al final habrá un ganador y un perdedor. Si es el PRD (el vencedor), bienvenido”, declaró. Aunque no pasa de la retórica, el discurso de los industriales está lejos de reivindicar el triunfo de su candidato.
Lo hacen por mera prudencia política, pues no pueden hacer lo que tanto critican: adelantarse al fallo del Tribunal.
Pero resulta sintomático que en la cúpula empresarial, al menos en el discurso, se admita que se puede revertir el impugnado triunfo de Calderón.
La Coparmex, incluso, dejó en claro que está viendo más allá de la anulación, y ha empezado a llamar al “diálogo incluyente” que se traduzca en “acuerdos básicos para garantizar la gobernabilidad del país”.
Y la gobernabilidad, lo saben, no se puede construir con un dudoso 0.58% de ventaja. De no ampliarse con claridad esa ventaja, muy a su pesar seguiría el abandono y sacrificio de su candidato.
Comentarios: jcarrasco@proceso.com.mx
México, D. F., 21 de julio (apro).- Amargo ha resultado el conteo favorable del IFE para Felipe Calderón. Su alegado triunfo en la elección presidencial, hasta ahora administrativo, ha comenzado a erosionarse o, por lo menos, a ser tomado con prudencia por algunos de quienes fueron sus principales promotores.
Los grupos empresariales, que a los pocos días de la jornada electoral urgían a reconocer los resultados del Instituto Federal Electoral (IFE), empiezan a guardar el triunfalismo para mejor ocasión y a querer presentarse como equidistantes en la disputa electoral.
Sabedores que el Tribunal Electoral puede anular los comicios presidenciales si se acredita que hubo graves irregularidades durante el proceso, incluido el proselitismo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) a favor de Calderón, algunos organismos patronales ponderan incluso el escenario de la presidencia interina.
Y aunque mantienen sus críticas al candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, en el sindicato de los empresarios, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), saben que la impugnada ventaja de Calderón no es definitiva.
Así se mantendrá en las próximas semanas hasta que, a más tardar el miércoles 6 de septiembre, la justicia electoral valide el proceso y declare a uno de los dos candidatos presidente electo. Pero también puede ser que no haga esa declaratoria y obligue a la designación de un presidente interino.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no sólo resolverá las 364 impugnaciones presentadas por el PAN y la coalición Por el Bien de Todos, sino que después de esa tarea, para la que tiene hasta el 31 de agosto, establecerá si hubo factores, legales o ilegales, que determinaron el resultado de la votación, de apenas 0.58% por ciento a favor de Calderón.
Serán semanas difíciles también para López Obrador, que seguirá sometido al desprestigio mediático por sus movilizaciones y sus anunciadas pero no especificadas acciones de resistencia civil.
Pero quien más puede perder es Calderón. Mientras López Obrador seguirá siendo estigmatizado como un “peligro para México”, el candidato del PAN podría acabar sacrificado. Y algunos síntomas podrían estarse revelando.
Si bien el pasado jueves, la Coparmex –organismo integrante del CCE– a través de su membrete Sociedad en Movimiento, convocó a la prensa para respaldar al IFE y, una vez más, desacreditar a López Obrador, también dejó entrever que se está preparando para una posible anulación de la elección presidencial. Se refirió a un posible “desenlace” en el que la votación del 2 de julio pudiera ser anulada.
“Este o cualquier otro desenlace jurídico debe ser, en todo caso, el producto de la decisión libre y razonada de los magistrados (del Tribunal Electoral), y no el fruto de presión política y de las amenazas a la estabilidad social y económica del país.”
Así, aunque se trata de una abierta crítica a López Obrador por su convocatoria a la movilización social y a la resistencia civil, el sindicato patronal considera que el triunfo de Calderón difícilmente se sostendrá en los términos que lo estableció el IFE como autoridad administrativa.
Otro aparente síntoma delicado para el anunciado triunfo calderonista lo dio el viernes pasado el presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), también integrante del CCE, León Kalkin.
Luego de una semana de conversaciones de los empresarios con el secretario de Gobernación, Carlos María Abascal, el representante de los industriales abrió el viernes la posibilidad al triunfo de López Obrador por decisión del TEPJF.
“Al final habrá un ganador y un perdedor. Si es el PRD (el vencedor), bienvenido”, declaró. Aunque no pasa de la retórica, el discurso de los industriales está lejos de reivindicar el triunfo de su candidato.
Lo hacen por mera prudencia política, pues no pueden hacer lo que tanto critican: adelantarse al fallo del Tribunal.
Pero resulta sintomático que en la cúpula empresarial, al menos en el discurso, se admita que se puede revertir el impugnado triunfo de Calderón.
La Coparmex, incluso, dejó en claro que está viendo más allá de la anulación, y ha empezado a llamar al “diálogo incluyente” que se traduzca en “acuerdos básicos para garantizar la gobernabilidad del país”.
Y la gobernabilidad, lo saben, no se puede construir con un dudoso 0.58% de ventaja. De no ampliarse con claridad esa ventaja, muy a su pesar seguiría el abandono y sacrificio de su candidato.
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