Pacíficos violentos
Xuchitl Vázquez Pallares/Colaboración especial
Domingo 16 de Julio de 2006
Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo.... del miedo al cambio.El día de ayer re-
cibí una carta de un ciudadano, narrándome un suceso, que a mirada ingenua carecería de importancia, sin embargo está plena de significado y es por esto que la voy a reproducir:
«Ayer a eso de las 12:30 transitaba por la Avenida Enrique Ramírez en mi pick up, como traigo un letrero en el medallón que dice no al fraude electoral, de repente se me emparejó un auto de lujo tripulado por unos cinco juniors, que me gritaron textual «Ora pinche naco... se la pelaron a Felipe... van a seguir tragando mierda otros seis años...» ¿Será esta la fuerza de los pacíficos a la que se refiere Calderón? En la mañana había leído que Germán Martínez (representante del PAN ante el Consejo General del IFE) temía violencia por parte del PRD, ¿cómo ves? Están cabrones ¿no? Nos vemos el domingo en Antropología».
Felipe Calderón, coherente con el cinismo que le caracteriza, hizo un llamado a sus fieles a «manifestarse por la paz» portando pulseras blancas, azules o con los colores de la bandera nacional (esta insignia ha sido desde el desafuero símbolo perredista) Nuevamente Calderón no tiene miramientos para diferenciar, para separar al país mientras hace llamados a la unidad.
Hechos como los narrados anteriormente abundan, traer una calcomanía o poner en nuestro hogar una leyenda en contra del fraude, es exponerse a todo tipo de agresiones. La impunidad es la que rige, el panismo se siente dueño y señor de este país y no tiene freno alguno, las leyes no valen, la violencia impera. Nada los detiene.
El hecho de que se agreda a los que demuestran su descontento por el fraude o su adhesión al PRD, es muestra de su intolerancia y sobre todo de su ignorancia, de su falta de educación y respeto a los semejantes. El hecho de que nosotros no actuemos de la misma manera, no implica que seamos menos o que seamos débiles, no nos comportamos así, porque somos humanos y nos duele agredir al otro, porque nosotros siempre hemos respetado la diferencia y tenemos una característica fundamental del verdadero revolucionario: la educación.
No es casual que sean solamente las calcomanías panistas las no agredidas, eso habla de la no violencia de la izquierda que optó por la vía electoral desde el 88 en vez de la vía de la violencia.
¿Por qué insisten en hacer creer al país lo contrario? Porque es su único argumento para permanecer en el poder, su campaña estuvo basada básicamente en el miedo. Mucha gente que iba a votar por el PRD me decía que temía que le quitaran su casita, que le quitaran sus ahorros. Los spots panistas marcaron el inconsciente colectivo con el mensaje de la violencia y contradictoriamente el miedo a la misma.
El día de hoy miles nos reuniremos en el Museo de Antropología de la Ciudad de México para realizar una marcha en protesta a la ilegalidad, a la prepotencia, a la mentira, a la violencia. Desde este lugar salió en 1968 la marcha del silencio, la izquierda decidió demostrar su fuerza mediante el silencio, mediante la unidad.
El 24 de abril del 2005 cientos de mantas y miles de banderas, banderines, carteles y playeras con moños tricolores, símbolos del movimiento de resistencia civil pacífica en contra del desafuero, revistieron los nueve kilómetros que un millón 200 mil personas recorrieron del Museo Nacional de Antropología e Historia al Zócalo capitalino.
El domingo pasado el Zócalo se vistió de sol, la alegre combatividad se hizo presente, en camisetas, pancartas, muñecos. El enojo por la burla es el que impera, el enojo por la mentira revestida de limpieza.
A pesar de las embestidas, de las muertes, de los ataques, no ha habido ni un solo acto de violencia. El PRD se creó precisamente con el objetivo de la legalidad, de la unidad de los mexicanos en torno al proyecto de nación producto de la Revolución Mexicana, y lograr mediante la vía electoral llegar al poder.
El pueblo de México siempre ha estado del lado de la justicia, la igualdad y la libertad, si llegó la derecha al poder en el 2000, fue ante todo porque así convenía al sistema, porque así se «arregló» en lo oscurito, y espero que algún día los historiadores aclaren este suceso vergonzoso de la historia, ya que fue mediante el engaño de «cambio» y la publicidad que se cometió el fraude perfecto a los anhelos del pueblo de México.
Se mató desde entonces el intento de democracia, a los cuatro vientos Zedillo declaraba triunfador a Fox, desde las 4:00 de la tarde de aquel 2 de julio, no se esperó al conteo de todas las casillas, no importaba lo que hubiese dentro de las urnas, Fox era el presidente que el PRI quería que quedara, le daba el «cambio» reclamado al pueblo, pero en realidad lo que hacían era garantizar la permanencia del sistema político y económico.
Y el PAN cumplió su cometido y hasta lo superó, pues impidió que quien le había cedido el poder a cambio de prebendas y silencios, levantara cabeza. Impuso no solamente el sistema económico anterior, sino se entregó totalmente a los intereses de Estados Unidos, sin dignidad ni recato alguno, robó a más no poder, pisoteó las instituciones, las leyes, la dignidad y derechos del pueblo.
Desde que la derecha tomó el poder, decidió no soltar el botín, el fraude estaba maquinado desde entonces y para ello se puso toda la maquinaria en marcha.
El pueblo de México, deseoso de un verdadero «cambio» acudió a las urnas de manera masiva, la elección fue realmente ejemplar en tanto al deseo del pueblo de que se ejerciera la democracia.
Ante la suspicacia de ilegalidad en el proceso electoral, el PRD exige claridad y conteo de voto por voto ante todo por el estrecho margen y un sin número de irregularidades.
El PRD tiene la obligación de hacer respetar el voto, la legalidad y la transparencia. El hecho de que el pueblo se manifieste no puede ser calificado ni de ilegal ni de terquedad y mucho menos de violento. No es algo que no haya exigido el propio PAN cuando así le convenía, en todos los tonos, e incluso recurriendo a movilizaciones como las que ahora tacha de violentas. Para no ir más lejos, el propio Fox encabezó marchas, tomó edificios públicos y aún se propuso «deshacer» el Tratado de Libre Comercio en defensa del respeto al voto.
Felipe Calderón no es como quiso hacer creer, «el hijo desobediente», es más bien el aplicado alumno que imita, adula al maestro, que solapa sus errores, que garantiza su impunidad.
Baste recordar cómo Vicente Fox estuvo en campaña electoral más tiempo que cualquier otro presidente en la historia nacional, como gobernador de Guanajuato anticipándose a los demás candidatos, e incluso anticipándose a los tiempos electorales de su propio Partido Acción Nacional.
Vicente Fox siguió en campaña, incluso siendo presidente de la República, con un discurso mediático, pleno de injurias y calumnias, devaluando de manera peligrosa la actividad política, mediante la manipulación aberrante que sólo logró polarizar a la ciudadanía, desde mucho antes del proceso electoral.
Felipe Calderón no hizo otra cosa que retomar esta ilegal campaña gubernamental, la ilegalidad es dueña y señora.
No dieron muestras de moral o principios al perpetrar el fraude electoral, ahora quieren sustentar su campaña al miedo, haciendo parecer un acto de justicia y legalidad como violento e ilegal.
Ilegal es robar, matar, romper huelgas, no respetar los derechos del pueblo. Ellos son los ilegales, ellos son los que han violentado al país y sus instituciones.
Ahora llaman a colocar en sus automóviles y casas moños blancos con la leyenda «México quiere vivir en paz», apropiándose del legitimo derecho del pueblo al deseo de tranquilidad y seguridad, haciendo parecer a los «otros» como no buenos mexicanos, como seres «indeseables», tercos y alborotadores.
Eso no es querer ni propiciar la paz.
La paz, no significa pisotear al enemigo, no significa descalificarlo. Todos queremos la paz, pero no una paz subordinada, sin libertad de elección, sin respeto a la diferencia.
No queremos la paz que se logra a través del autoritarismo, a través del miedo, de la represión, de la mentira.
Domingo 16 de Julio de 2006
Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo.... del miedo al cambio.El día de ayer re-
cibí una carta de un ciudadano, narrándome un suceso, que a mirada ingenua carecería de importancia, sin embargo está plena de significado y es por esto que la voy a reproducir:
«Ayer a eso de las 12:30 transitaba por la Avenida Enrique Ramírez en mi pick up, como traigo un letrero en el medallón que dice no al fraude electoral, de repente se me emparejó un auto de lujo tripulado por unos cinco juniors, que me gritaron textual «Ora pinche naco... se la pelaron a Felipe... van a seguir tragando mierda otros seis años...» ¿Será esta la fuerza de los pacíficos a la que se refiere Calderón? En la mañana había leído que Germán Martínez (representante del PAN ante el Consejo General del IFE) temía violencia por parte del PRD, ¿cómo ves? Están cabrones ¿no? Nos vemos el domingo en Antropología».
Felipe Calderón, coherente con el cinismo que le caracteriza, hizo un llamado a sus fieles a «manifestarse por la paz» portando pulseras blancas, azules o con los colores de la bandera nacional (esta insignia ha sido desde el desafuero símbolo perredista) Nuevamente Calderón no tiene miramientos para diferenciar, para separar al país mientras hace llamados a la unidad.
Hechos como los narrados anteriormente abundan, traer una calcomanía o poner en nuestro hogar una leyenda en contra del fraude, es exponerse a todo tipo de agresiones. La impunidad es la que rige, el panismo se siente dueño y señor de este país y no tiene freno alguno, las leyes no valen, la violencia impera. Nada los detiene.
El hecho de que se agreda a los que demuestran su descontento por el fraude o su adhesión al PRD, es muestra de su intolerancia y sobre todo de su ignorancia, de su falta de educación y respeto a los semejantes. El hecho de que nosotros no actuemos de la misma manera, no implica que seamos menos o que seamos débiles, no nos comportamos así, porque somos humanos y nos duele agredir al otro, porque nosotros siempre hemos respetado la diferencia y tenemos una característica fundamental del verdadero revolucionario: la educación.
No es casual que sean solamente las calcomanías panistas las no agredidas, eso habla de la no violencia de la izquierda que optó por la vía electoral desde el 88 en vez de la vía de la violencia.
¿Por qué insisten en hacer creer al país lo contrario? Porque es su único argumento para permanecer en el poder, su campaña estuvo basada básicamente en el miedo. Mucha gente que iba a votar por el PRD me decía que temía que le quitaran su casita, que le quitaran sus ahorros. Los spots panistas marcaron el inconsciente colectivo con el mensaje de la violencia y contradictoriamente el miedo a la misma.
El día de hoy miles nos reuniremos en el Museo de Antropología de la Ciudad de México para realizar una marcha en protesta a la ilegalidad, a la prepotencia, a la mentira, a la violencia. Desde este lugar salió en 1968 la marcha del silencio, la izquierda decidió demostrar su fuerza mediante el silencio, mediante la unidad.
El 24 de abril del 2005 cientos de mantas y miles de banderas, banderines, carteles y playeras con moños tricolores, símbolos del movimiento de resistencia civil pacífica en contra del desafuero, revistieron los nueve kilómetros que un millón 200 mil personas recorrieron del Museo Nacional de Antropología e Historia al Zócalo capitalino.
El domingo pasado el Zócalo se vistió de sol, la alegre combatividad se hizo presente, en camisetas, pancartas, muñecos. El enojo por la burla es el que impera, el enojo por la mentira revestida de limpieza.
A pesar de las embestidas, de las muertes, de los ataques, no ha habido ni un solo acto de violencia. El PRD se creó precisamente con el objetivo de la legalidad, de la unidad de los mexicanos en torno al proyecto de nación producto de la Revolución Mexicana, y lograr mediante la vía electoral llegar al poder.
El pueblo de México siempre ha estado del lado de la justicia, la igualdad y la libertad, si llegó la derecha al poder en el 2000, fue ante todo porque así convenía al sistema, porque así se «arregló» en lo oscurito, y espero que algún día los historiadores aclaren este suceso vergonzoso de la historia, ya que fue mediante el engaño de «cambio» y la publicidad que se cometió el fraude perfecto a los anhelos del pueblo de México.
Se mató desde entonces el intento de democracia, a los cuatro vientos Zedillo declaraba triunfador a Fox, desde las 4:00 de la tarde de aquel 2 de julio, no se esperó al conteo de todas las casillas, no importaba lo que hubiese dentro de las urnas, Fox era el presidente que el PRI quería que quedara, le daba el «cambio» reclamado al pueblo, pero en realidad lo que hacían era garantizar la permanencia del sistema político y económico.
Y el PAN cumplió su cometido y hasta lo superó, pues impidió que quien le había cedido el poder a cambio de prebendas y silencios, levantara cabeza. Impuso no solamente el sistema económico anterior, sino se entregó totalmente a los intereses de Estados Unidos, sin dignidad ni recato alguno, robó a más no poder, pisoteó las instituciones, las leyes, la dignidad y derechos del pueblo.
Desde que la derecha tomó el poder, decidió no soltar el botín, el fraude estaba maquinado desde entonces y para ello se puso toda la maquinaria en marcha.
El pueblo de México, deseoso de un verdadero «cambio» acudió a las urnas de manera masiva, la elección fue realmente ejemplar en tanto al deseo del pueblo de que se ejerciera la democracia.
Ante la suspicacia de ilegalidad en el proceso electoral, el PRD exige claridad y conteo de voto por voto ante todo por el estrecho margen y un sin número de irregularidades.
El PRD tiene la obligación de hacer respetar el voto, la legalidad y la transparencia. El hecho de que el pueblo se manifieste no puede ser calificado ni de ilegal ni de terquedad y mucho menos de violento. No es algo que no haya exigido el propio PAN cuando así le convenía, en todos los tonos, e incluso recurriendo a movilizaciones como las que ahora tacha de violentas. Para no ir más lejos, el propio Fox encabezó marchas, tomó edificios públicos y aún se propuso «deshacer» el Tratado de Libre Comercio en defensa del respeto al voto.
Felipe Calderón no es como quiso hacer creer, «el hijo desobediente», es más bien el aplicado alumno que imita, adula al maestro, que solapa sus errores, que garantiza su impunidad.
Baste recordar cómo Vicente Fox estuvo en campaña electoral más tiempo que cualquier otro presidente en la historia nacional, como gobernador de Guanajuato anticipándose a los demás candidatos, e incluso anticipándose a los tiempos electorales de su propio Partido Acción Nacional.
Vicente Fox siguió en campaña, incluso siendo presidente de la República, con un discurso mediático, pleno de injurias y calumnias, devaluando de manera peligrosa la actividad política, mediante la manipulación aberrante que sólo logró polarizar a la ciudadanía, desde mucho antes del proceso electoral.
Felipe Calderón no hizo otra cosa que retomar esta ilegal campaña gubernamental, la ilegalidad es dueña y señora.
No dieron muestras de moral o principios al perpetrar el fraude electoral, ahora quieren sustentar su campaña al miedo, haciendo parecer un acto de justicia y legalidad como violento e ilegal.
Ilegal es robar, matar, romper huelgas, no respetar los derechos del pueblo. Ellos son los ilegales, ellos son los que han violentado al país y sus instituciones.
Ahora llaman a colocar en sus automóviles y casas moños blancos con la leyenda «México quiere vivir en paz», apropiándose del legitimo derecho del pueblo al deseo de tranquilidad y seguridad, haciendo parecer a los «otros» como no buenos mexicanos, como seres «indeseables», tercos y alborotadores.
Eso no es querer ni propiciar la paz.
La paz, no significa pisotear al enemigo, no significa descalificarlo. Todos queremos la paz, pero no una paz subordinada, sin libertad de elección, sin respeto a la diferencia.
No queremos la paz que se logra a través del autoritarismo, a través del miedo, de la represión, de la mentira.
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