Los fieles en tierra del PAN
Los activistas tuvieron que enfrentarse ayer, por vez primera, a una comunidad que los ve con malos ojos. Pasaron por la capital morelense, se llevaron malos recuerdos y continuaron su camino.
De donde viene Rutilo no hay más que pobres. La cima de La Montaña de Guerrero, el sitio del que emprendió su viaje este joven mixteco, es la cima de la marginación prevaleciente en el México actual.
Y esos, los suyos, los de Metlatónoc, votaron por Andrés Manuel López Obrador el pasado 2 de julio. No sólo eso. Ahora también bajan a recorrer pueblos y carreteras atendiendo el llamado para "defender la victoria".
Detrás de una pancarta que reclama al IFE "el fraude electoral", Rutilo avanza entre las calles de Cuernavaca, donde la caravana perredista no es necesariamente bien recibida. "Ya perdieron, pónganse a trabajar", les dicen dos hombres desde una camioneta Silverado. "Váyanse a chingar a otro lado". “Así fueran para jalar”, sigue el coro, ahora desde un taxi.
Cuernavaca es tan panista que incluso el destituido-amparado y polémico gobernador Sergio Estrada Cajigal goza de uno de los mayores índices de popularidad local.
Rutilo ni se inmuta. Sigue a su paso, lento pero firme, con su manta que protesta y su pobreza que no se oculta.
***
En el zócalo de Cuernavaca hoy, que es verano y hay vacaciones, la plancha está rozagante con música de viento y turistas europeos buscando un cafetín debajo de los arcos; con gente del Distrito Federal que regatea el precio de las macetas a las marchantes, y con los mariachis que ofrecen sus canciones ciento por ciento mexicanas.
"Yo ya conocía aquí", dice Rutilo mientras come de una de las sandías que les llevaron perredistas de Morelos a los marchistas de Guerrero. "Bueno, no aquí, aquí. Vine por aquí, por allá con un señor a hacer unos trabajos a unas casas allá afuera", explica y sigue mordiendo su sandía.
Los que vienen con Rutilo son perredistas de La Montaña, de Costa Chica, de Costa Grande, de la zona centro, de Tierra Caliente, de todo Guerrero. A estas alturas, luego de tres días de marchas, son ya casi 2 mil.
Zeferino Torreblanca, gobernador perredista, se ve como un extraño. Por lo menos entre los perredistas que andan por acá en la caravana convocada por Andrés Manuel. Algunos como Amador Campos, ex alcalde de Zihuatanejo, apenas lo defienden tibiamente: "No es tiempo de confrontarse con el gobernador", dice.
Y es que El Sur, el periódico predilecto de la marcha, publicó hace unos días en su portada unas declaraciones que cayeron como balde de agua fría: "Yo le voy al que gane: Zeferino". Ese titular bastó para que desataran los demonios. De hecho por aquí andan.
Sebastián de la Rosa, dirigente estatal perredista, dice que ya hay una propuesta para que el Consejo Nacional del PRD le pida al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas que renuncie a la Comisión del Bicentenario que le dio el gobierno de Vicente Fox.
Otros, como el líder de la disidencia magisterial, ya ve lo que seguirá después de esta marcha que terminará en el zócalo de la Ciudad de México el próximo domingo. "Debemos trabajar desde abajo como en Oaxaca", explica, para luego aclarar: "Aquí no venimos por las siglas. ¡Todos venimos a rescatar la democracia y la vamos a defender hasta las últimas consecuencias!"
***
Cuando Andrés Manuel López Obrador pregona que "primero los pobres", seguro que muchos piensan en Metlatónoc. En este poblado se vive peor que en varias regiones de África, dice la ONU.
Siete de cada 10 de sus habitantes son analfabetos, dice el gobierno federal del PAN; 67 por ciento de la gente no cuenta con energía eléctrica, dice el gobierno estatal del PRD y los médicos enviados por el gobierno sólo recetan té de limón para curar los males, dicen algunos cronistas.
***
"Todo es por la esperanza", dice. Para atender el llamado de Andrés Manuel López Obrador, Rutilo atravesó el miércoles las comunidades de Igualita, Cuatipa, Petlacalco, Lomazoyatl, El Gitano, Cocuilotlatzala, Huexupa y Yuvinan. Luego se subió a una desvencijada camioneta en Tlapa y llegó a Chilpancingo. Otro camión guajolotero lo llevó hasta Iguala. Ahí estuvo un rato en un mitin y luego se fue a dormir en los terrenos que suelen utilizarse para la feria municipal.
Al día siguiente, jueves, se volvió a subir al camión aquél. En él pasó por Puente de Ixtla dejando atrás Guerrero. Luego llegó a Morelos; después pasó Temixco, Alpuyeca y arribó a Cuernavaca, donde durmió en la sede sindical del IMSS.
El viernes al mediodía llegó a Tres Marías, "el pueblito de las quesadillas", le dicen los del DF. Aquí dormirá para luego salir mañana rumbo a Tlalpan, a la comunidad de San Pedro Mártir.
El domingo marchará de la Escuela de Antropología e Historia al zócalo, en la Ciudad de México. Todo es por la esperanza, asegura.
De donde viene Rutilo no hay más que pobres. La cima de La Montaña de Guerrero, el sitio del que emprendió su viaje este joven mixteco, es la cima de la marginación prevaleciente en el México actual.
Y esos, los suyos, los de Metlatónoc, votaron por Andrés Manuel López Obrador el pasado 2 de julio. No sólo eso. Ahora también bajan a recorrer pueblos y carreteras atendiendo el llamado para "defender la victoria".
Detrás de una pancarta que reclama al IFE "el fraude electoral", Rutilo avanza entre las calles de Cuernavaca, donde la caravana perredista no es necesariamente bien recibida. "Ya perdieron, pónganse a trabajar", les dicen dos hombres desde una camioneta Silverado. "Váyanse a chingar a otro lado". “Así fueran para jalar”, sigue el coro, ahora desde un taxi.
Cuernavaca es tan panista que incluso el destituido-amparado y polémico gobernador Sergio Estrada Cajigal goza de uno de los mayores índices de popularidad local.
Rutilo ni se inmuta. Sigue a su paso, lento pero firme, con su manta que protesta y su pobreza que no se oculta.
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En el zócalo de Cuernavaca hoy, que es verano y hay vacaciones, la plancha está rozagante con música de viento y turistas europeos buscando un cafetín debajo de los arcos; con gente del Distrito Federal que regatea el precio de las macetas a las marchantes, y con los mariachis que ofrecen sus canciones ciento por ciento mexicanas.
"Yo ya conocía aquí", dice Rutilo mientras come de una de las sandías que les llevaron perredistas de Morelos a los marchistas de Guerrero. "Bueno, no aquí, aquí. Vine por aquí, por allá con un señor a hacer unos trabajos a unas casas allá afuera", explica y sigue mordiendo su sandía.
Los que vienen con Rutilo son perredistas de La Montaña, de Costa Chica, de Costa Grande, de la zona centro, de Tierra Caliente, de todo Guerrero. A estas alturas, luego de tres días de marchas, son ya casi 2 mil.
Zeferino Torreblanca, gobernador perredista, se ve como un extraño. Por lo menos entre los perredistas que andan por acá en la caravana convocada por Andrés Manuel. Algunos como Amador Campos, ex alcalde de Zihuatanejo, apenas lo defienden tibiamente: "No es tiempo de confrontarse con el gobernador", dice.
Y es que El Sur, el periódico predilecto de la marcha, publicó hace unos días en su portada unas declaraciones que cayeron como balde de agua fría: "Yo le voy al que gane: Zeferino". Ese titular bastó para que desataran los demonios. De hecho por aquí andan.
Sebastián de la Rosa, dirigente estatal perredista, dice que ya hay una propuesta para que el Consejo Nacional del PRD le pida al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas que renuncie a la Comisión del Bicentenario que le dio el gobierno de Vicente Fox.
Otros, como el líder de la disidencia magisterial, ya ve lo que seguirá después de esta marcha que terminará en el zócalo de la Ciudad de México el próximo domingo. "Debemos trabajar desde abajo como en Oaxaca", explica, para luego aclarar: "Aquí no venimos por las siglas. ¡Todos venimos a rescatar la democracia y la vamos a defender hasta las últimas consecuencias!"
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Cuando Andrés Manuel López Obrador pregona que "primero los pobres", seguro que muchos piensan en Metlatónoc. En este poblado se vive peor que en varias regiones de África, dice la ONU.
Siete de cada 10 de sus habitantes son analfabetos, dice el gobierno federal del PAN; 67 por ciento de la gente no cuenta con energía eléctrica, dice el gobierno estatal del PRD y los médicos enviados por el gobierno sólo recetan té de limón para curar los males, dicen algunos cronistas.
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"Todo es por la esperanza", dice. Para atender el llamado de Andrés Manuel López Obrador, Rutilo atravesó el miércoles las comunidades de Igualita, Cuatipa, Petlacalco, Lomazoyatl, El Gitano, Cocuilotlatzala, Huexupa y Yuvinan. Luego se subió a una desvencijada camioneta en Tlapa y llegó a Chilpancingo. Otro camión guajolotero lo llevó hasta Iguala. Ahí estuvo un rato en un mitin y luego se fue a dormir en los terrenos que suelen utilizarse para la feria municipal.
Al día siguiente, jueves, se volvió a subir al camión aquél. En él pasó por Puente de Ixtla dejando atrás Guerrero. Luego llegó a Morelos; después pasó Temixco, Alpuyeca y arribó a Cuernavaca, donde durmió en la sede sindical del IMSS.
El viernes al mediodía llegó a Tres Marías, "el pueblito de las quesadillas", le dicen los del DF. Aquí dormirá para luego salir mañana rumbo a Tlalpan, a la comunidad de San Pedro Mártir.
El domingo marchará de la Escuela de Antropología e Historia al zócalo, en la Ciudad de México. Todo es por la esperanza, asegura.
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