julio 23, 2006

Las Reinas Chulas enarbolan el cabaret contra el fraude electoral

Durante dos días revelaron en el escenario los manejos ocultos de Los Pinos

La Democracia exige a la gente palabras de aliento; "no me dejen morir sola"

Josefina Vas Que Chutas consuela a la maestra Gordillo con una particular versión de La muñeca fea

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Hércules Pérez y su ayudante Wilson tratan de aclarar lo que pasó con el cocinero de Los Pinos Foto Roberto García Ortiz

Espacio para la distracción, el encuentro, la evasión y la celebración, el cabaret también ha sido, desde su aparición, a fines del siglo XIX, un espacio para la crítica, la denuncia, la transgresión. Conocedoras de la tradición que heredan, durante dos días Las Reinas Chulas hicieron del Teatro Bar El Vicio un lugar para la resistencia civil contra el fraude en las recientes elecciones presidenciales.

Las noches del viernes y el sábado denunciaron lo que todo el país sabe pero la televisión, fiel a su propia historia, tergiversa o no se atreve contar: ofrecieron la Crónica de un fraude anunciado, "en el más puro estilo del cine negro de Juan Orol".

Como en el París de los años 30, como en el Berlín que incubaba el huevo del nazismo antes de la Segunda Guerra -a contracorriente del silencio, la mentira y la distorsión-, en un rincón de Coyoacán el cabaret alzó la voz para contar cómo en un país donde impera la Ley Gringa (El que se apendeja se chinga) y la Ley de Herodes (O te chingas o te jodes), "se fraguó uno de los fraudes más espectaculares de la historia".

De la mano del detective privado Hércules Pérez y su fiel asistente Wilson, el público fue desentrañando enigmas que parecían insondables: ¿Cómo se puede embarazar una urna sin que pierda la virginidad... (la urna)? ¿De quién es la mano que mece la cuna en Los Pinos? ¿Y dónde quedaron los votos?

Con "más imaginación que pericia", Pérez y Wilson hurgan en las entrañas de la residencia presidencial y descubren "el origen de todos los males que aquejan al país".

Todo empezó un día como cualquiera en la Agencia de Investigaciones de Hércules Pérez, a donde llegó una "señora exótica y sospechosa, estrambótica y sofisticada", para pedir la ayuda de los detectives para investigar la desaparición del cocinero de Los Pinos.

Con prestancia Pérez y Wilson inician la investigación. Al llegar al lugar de los hechos, sorprenden a Josefina Vas Que Chutas (traje sastre, estola de piel de mono) rellenando una urna mientras ve por televisión, conmovida hasta las lágrimas, la repetición de la telenovela El derecho de nacer. Absorta en el melodrama, se olvida de sus labores electorales ante lo que se pregunta, con gesto preocupado: "¿Será que la televisión apendeja?"

Los detectives también son testigos de una conversación telefónica que Vas Que Chutas sostiene con la profesora Gordillo: "No te preocupes, vamos a seguir diciendo que ganamos". En seguida le canta una singular versión de La muñeca fea de Cri Cri: "Escondida por los rincones/ temerosa que alguien la vea/ platicaba con Feli-Pillo/ la pobre muñeca fea./ Su partido ya se le rompió/ ella ha sido expulsada del PRI..."

En esas, con forma de avión de papel le llega un reclamo de Calderón por lo difícil que se les están poniendo las cosas: "Nada les gusta, que arréglate el desafuero, que la campaña del miedo, que grábate una quema de Judas para decir que es un alzamiento venezolano".

Mientras Hércules y su ayudante siguen descubriendo secretos, como alma en pena aparece una mujer: maltrecha, harapienta, mugrosa, de andar titubeante y mirada extraviada. Se presenta: "Soy la Democracia". Lamenta: "Todos me quieren ver, todos me quieren abrazar, pero nadie me conoce". Y pregunta: "¿Ustedes creen que en el país hay democracia?". Una voz en la sombra responde: "No, lo que hay es fraude".

El remedo de democracia encarnada en mujer lee un periódico y sigue interrogando al público. Surgen distintas respuestas sobre el tipo de régimen que vivimos: "futbolcracia", "corrupcracia".

Antes de desaparecer por donde vino la Democracia exige, desfalleciente, unas palabras de aliento: "no se callen, si no tiene nada mejor que hacer, protesten... No me dejen morir sola".

De vuelta con las indagaciones, Pérez y Wilson descubren que el cocinero de Los Pinos murió ahogado con su credencial de elector, lo que pone al descubierto el fraude electoral.

Sin embargo el desenlace queda en suspenso, hasta que el tribuna electoral dictamine quien es el ganador de las elecciones presidenciales del pasado 2 de julio. Mientras tanto aflora la consigna más repetida de las últimas semanas: voto por voto. No al fraude electoral.

Cabe acotar que Las Reinas Chulas llevaron a cabo la función a pesar del accidente automovilístico que tuvieron en carretera el miércoles pasado, cuando se dirigían a dar una función a San Juan del Río, Querétaro. Por fortuna no hubo pérdidas humanas, aunque dos de ellas se recuperan de algunos golpes y lesiones que no pusieron en peligro sus vidas. Por lo cual no pudieron participar en la Crónica de un fraude anunciado.

Como sea, el cabaret -la música, la danza, el teatro, la diversión nocturna- volvieron a ser canal para la libre expresión de la crítica política y la inconformidad social. Como antes, como siempre que sea necesario.