julio 17, 2006

Hay un millón y medio de votos sin sustento, dice López Obrador

Encabeza en el Zócalo la movilización más numerosa en la historia política de México

''La mancha de una elección fraudulenta no se borra ni con toda el agua de los océanos''

ANDREA BECERRIL Y ENRIQUE MENDEZ

Durante la movilización más numerosa en la historia política del país, Andrés Manuel López Obrador anunció el inicio, esta misma semana, de las primeras acciones de resistencia civil pacífica en contra de un fraude electoral que incluyó "la falsificación" de 60 por ciento de las actas de escrutinio y cómputo, lo que significa que hay un millón y medio de votos sin sustento.

Es decir, explicó ante un auditorio multitudinario que llenó el Zócalo y se extendió a la avenida Reforma, más allá de la glorieta de Colón, que ''las actas de escrutinio no reflejan la verdadera votación, porque apuntaron más o menos votos que los depositados en las urnas''.

El que nada debe, nada teme

Casi al final de la concentración, que convocó a más de un millón y medio de personas, según los organizadores, y un millón 100 mil de acuerdo con Seguridad Pública del Distrito Federal, López Obrador llamó a una nueva movilización el próximo 30 de julio, que duplique la asistencia de ayer, y convocó a Felipe Calderón a actuar de manera responsable y aceptar, sin ningún pretexto, el recuento voto por voto.

"El que nada debe, nada teme", dijo en lo que fue la segunda asamblea informativa, y recomendó al panista pensar "que la mancha de una elección fraudulenta no se borra ni con todas las aguas de los océanos. Le recuerdo también que México y su pueblo no merecen tener un presidente de la República espurio, sin autoridad moral ni política", resaltó.

Acompañado por sus tres hijos, López Obrador inició la marcha por la democracia a las 10 y media de la mañana en Chapultepec, en la Puerta de Los Leones, y llegó al corazón político del país tres horas y minutos después, en medio de una ovación de los miles de simpatizantes que ya lo esperaban.

El grito de "¡no estás solo, no estás solo!", seguido del "¡voto por voto, casilla por casilla!", no dejó de escucharse en la Plaza de la Constitución. Cobijado por sus simpatizantes, declaró que tiene la certeza de que, al realizarse el recuento, quedará demostrado su triunfo legal y legítimo. Para la apertura de los paquetes, explicó, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) tiene suficientes elementos cuantitativos y cualitativos.

Recalcó que además de la actitud facciosa del Instituto Federal Electoral (IFE) durante la campaña, de la manipulación de los sistemas de cómputo, de la falta de equidad en la compra de anuncios publicitarios en radio y televisión, del activismo ilegal de grupos de intereses creados, de la guerra sucia, del uso de programas y recursos públicos en apoyo del candidato de la derecha, así como de la tenaz injerencia del presidente Vicente Fox, "ahora puedo decirles que se falsificaron los resultados en las actas de escrutinio y cómputo".

Explicó que la revisión hecha por la coalición Por el Bien de Todos muestra que 60 por ciento del total de las 130 mil 788 actas contienen "errores aritméticos. Lo aclaro más: hay cerca de un millón y medio de votos no sustentados en boletas electorales. O sea, las actas de escrutinio no reflejan la verdadera votación, porque apuntaron más o menos votos".

Ello explica por qué en el cómputo del 5 de julio, en los distritos electorales donde se accedió a abrir los paquetes, hubo casos "donde el candidato de la derecha fraudulentamente tenía de 100 a 200 votos de más y nosotros hasta 100 de menos por casilla".

No es válido, argumentó, que sus adversarios "se refugien en argumentos legaloides, de falta de tiempo o de carácter técnico para negarse a abrir los paquetes electorales, cuando lo que está en juego es la democracia y la estabilidad política del país. Nadie debe temer que la elección se limpie".

El Zócalo y sus alrededores se pintaron de amarillo perredista, pero también hubo otros colores, no sólo de los integrantes del PT y Convergencia, sino de ciudadanos sin partido e inclusive familias que se citaron a desayunar antes de las 8 de la mañana en los restaurantes y hoteles cercanos.

Una enorme manta con las obras de José Luis Cuevas, Vicente Rojo y Gilberto Aceves Navarro cubrió la parte posterior del templete, en el que se congregaron los escritores Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis y Sergio Pitol; la luchadora social Rosario Ibarra de Piedra, los actores Jesusa Rodríguez, Héctor Bonilla, Daniel Giménez Cacho y Regina Orozco, la cantante Eugenia León, los gobernadores de Zacatecas, Amalia García Medina, y de Baja California Sur, Narciso Agúndez; el jefe de Gobierno capitalino, Alejandro Encinas, y el candidato ganador a jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, además de dirigentes de los partidos que integran la coalición.

Antes de la intervención de López Obrador, Carlos Monsiváis leyó un escrito redactado al alimón con Sergio Pitol.

Ambos cuestionaron la campaña de desprestigio desatada por el PAN y Los Pinos, y advirtieron: "La violencia ha partido de la derecha; una violencia ideológica, de calumnias y mentiras, de difamación y fraude hormiga".

Sorprende, leyó Monsiváis, la andanada poselectoral del sector de Calderón, que no nada más se obstina en el linchamiento de López Obrador, sino también menosprecia burlonamente a millones de mexicanos. Preguntó: "¿De veras creen que el choteo barato y la desinformación disipe las dudas sobre el recuento de votos?"

Los patrocinadores del fraude hormiga, agregó, son los que desataron, y a nombre de la libertad de expresión, nada menos que la campaña de "López Obrador, un peligro para México", y desplegaron con ello su mentalidad clasista.

"Si un candidato presidencial es un peligro para México, lo son también los que decidieron votar por él en números tan elevados; hasta ahí llega su poder de calumnia", insistió Monsiváis.

También Rosario Ibarra reprochó la estrategia del miedo impulsada desde el PAN, y preguntó a su vez: "¿Qué les va a quitar Andrés Manuel a los pobres? El hambre y la miseria. A eso le tienen miedo".

Después, en su discurso, el candidato presidencial enfatizó que la principal demanda es voto por voto y casilla por casilla, porque ello contribuiría a la estabilidad económica y financiera del país, a la paz social, a dejar atrás la cultura política de la desconfianza, a que no siga triunfando el dinero sobre la dignidad y la moral del pueblo.

También para que nunca se cierren las puertas a la democracia, para fortalecer las instituciones, para afianzar la legalidad, para alejar la confrontación irracional, para contribuir a la conciliación y a la unidad de los mexicanos.

A cada frase, la multitud respondía: "¡voto por voto, casilla por casilla!" Cobijado por el respaldo incondicional de sus simpatizantes, López Obrador propuso una serie de acciones, a partir de esta misma semana, en tanto el tribunal electoral resuelve el juicio de inconformidad.

La primera, reforzar los campamentos ciudadanos ubicados fuera de los 300 comités distritales, para evitar que se introduzcan o extraigan de manera ilegal boletas de los paquetes electorales.

Iniciar las primeras acciones de resistencia civil pacífica, mismas que serán definidas por un comité ciudadano, que acordará las circunstancias en que se llevarán a la práctica.

Y, tercero, celebrar una tercera asamblea nacional informativa el 30 de julio, es decir, dentro de 15 días, también con una marcha que partirá del Museo de Antropología al Zócalo, a las 11 de la mañana.

El tabasqueño agradeció que lo ayudaran a convocar a esta movilización, "la más importante, más grande, más numerosa de toda la historia política de México", pero les planteó un nuevo reto: que en esa fecha se duplique el número de asistentes.

Esto es importante, explicó, porque "nuestros adversarios le apuestan, entre otras cosas, al desánimo y al desgaste de nuestro movimiento", en un cálculo similar "muy obvio y elemental" al que hicieron durante el desafuero.

"El mismo grupo que ahora quiere pisotear la democracia en aquel momento sostuvo que no íbamos a lograr nada, que serían unas cuantas protestas y luego todo volvería a la normalidad; que no iba a pasar nada. Ese fue su cálculo; inclusive, uno que vendió un banco sin pagar impuestos dijo que él no estaría en México, que se iría de vacaciones a Francia."

Sin embargo, "otra vez les vamos a demostrar que cuando se quiere pisotear la dignidad y los derechos ciudadanos, y se arremete en contra de la democracia, siempre hay mujeres y hombres con principios y convicciones, que ni se cansan ni mucho menos se rinden. Como ha dicho Carlos Monsiváis: 'alguien que sólo conoce el desánimo y el abatimiento, nunca será digno del pesimismo'".

Expresó su convicción de que ni con todo el aparato del Estado, "usado facciosamente, ni con todo el dinero de un grupo de privilegiados, ni con toda la maquinaria que han echado a andar podrán aplastar la libre, consciente y responsable voluntad de millones de mexicanos. ¡No olvidemos que somos millones dispuestos a hacer valer nuestros derechos! Y ésta es la fuerza más poderosa".

La frase convocó una respuesta inmediata de la gente: ''¡a güevo!", y otra intensa: "¡sí, señor presidente!" Y López Obrador les recordó que la movilización no fue sólo para apoyar a una persona, sino para defender el irrenunciable derecho del pueblo a elegir a sus gobernantes.

Para cerrar, exclamó: "Tengo la convicción de que no estoy solo, porque todos estamos juntos". Todavía escuchó a Eugenia León interpretar una versión actualizada de Amorcito corazón, en la que la letra dice ahora: "yo quiero que Andrés Manuel sea presidente".