Temores de trucos sucios aún empañan sistema electoral mexicano
Por LISA J. ADAMS06/21/2006
MEXICO - Felicia González confiesa que en las últimas elecciones presidenciales del 2000 estaba indecisa por quién votar hasta que activistas electorales tocaron a su puerta ofreciéndole 200 dólares en efectivo y una cesta llena de arroz, frijoles, aceite y azúcar.
Ello equivalía a más de lo que esta mujer de 35 años produce en un mes en sus labores como empleada doméstica, así que de repente su decisión se hizo más fácil.
Ese es el tipo de fraudes electorales que las autoridades están tratando de erradicar en el sistema mexicano, que tiene un largo historial de corrupción. Y aunque se han logrado ciertos avances, muchos dicen que aún es imposible hablar de un juego limpio en las venideras elecciones del 2 de julio.
María de los Angeles Fromow, fiscal especial de México para delitos electorales, asegura que su despacho ha recibido al menos 250 quejas, incluídas denuncias sobre la desviación de fondos del gobierno hacia campañas de los candidatos oficialistas.
El mismo presidente Vicente Fox ha sido criticado por intervenir en la contienda, especialmente por las propagandas que se han diseñado para promover las virtudes de su gobierno, y por sus peleas verbales con el principal candidato opositor, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
Sergio Aguayo, analista político del Colegio de México, asegura que esas acciones de Fox no son ilegales, pero sí moralmente cuestionables.
Luego de 71 años de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que estableció así una marca mundial de permanencia de un partido en el poder, en el 2000 Fox se convirtió en el primer candidato de oposición en llegar a la presidencia. Anteriormente hubo pocas señales de verdadera competencia electoral en México, exceptuando esporádicos episodios sangrientos por supuestos fraudes.
Las presiones por una reforma se acentuaron en 1988, cuando el PRI fue acusado de alterar los resultados de la carrera presidencial. En aquella oportunidad los primeros reportes computarizados le daban ventaja al candidato de la oposición, Cuauhtémoc Cárdenas. Pero tras un incoveniente informático, al reestablecerse el sistema ya ganaba Carlos Salinas de Gortari, del PRI.
Desde entonces las leyes le han quitado al gobierno poder en materia electoral, creando una agencia autónoma y una corte encargada de juzgar las disputas. Una fiscalía especial, bajo la competencia del procurador general, investiga los crímenes electorales.
Esas reformas pro democráticas permitieron la llegada de Fox al poder. El actual presidente ha ido más allá, logrando la aprobación de una ley que defiende la libertad de expresión y permitiendo una libertad sin precedentes entre los medios de comunicación.
Pero los cambios no han sido para todos. González asegura que en el 2000 el partido de Fox (Acción Nacional, PAN) compró su voto. La organización también fue multada entonces por aceptar ilegalmente fondos de campaña de ciudadanos extranjeros y por excederse en los límites establecidos para el gasto electoral.
También en el 2000 el PRI, entonces partido de gobierno, fue multado por usar en su campaña fondos del sindicato de Pemex, la compañía estatal que explota en monopolio el crudo mexicano.
A principios de la campaña del 2006, varios partidarios de López Obrador fueron grabados recibiendo maletas llenas de dinero en efectivo. Ellos negaron que se trataba de sobornos y alegaron que eran contribuciones voluntarias al proceso. Los críticos contraatacaron diciendo que los fondos obsequiados nunca fueron reportados.
También se ha acusado al PRD, partido de López Obrador, de usar dinero público para comprar votos en la Ciudad de México, urbe de la que el candidato fue jefe de gobierno hasta mediados del 2005. En tanto, algunos miembros del partido de Fox han sido acusados de condicionar labores federales a cambio del apoyo político.
El grupo independiente de observadores Alianza Cívica dice que, de los millones de personas que reciben beneficios de gobiernos encabezados por esos tres partidos, unos 4 millones podrían ser presionadas este año para votar a favor de ellos. Para la secretaria del grupo, Silvia Alonso Félix, ello podría marcar la diferencia en un año donde los sondeos anuncian una contienda electoral tan cerrada.
Como en los comicios del 2000, la oposición ahora ha acusado a los sacerdotes católicos de apoyar al PAN, en clara violación de la ley que prohíbe la interferencia electoral de la Iglesia.
Dan Lund, presidente de la firma mexicana de sondeos Mund Américas, afirma que algunos empleadores también han intentado condicionar el voto de sus empleados.
Enrique Coppel, presidente de una cadena de muebles y ropa, dirigió una carta a sus 30.000 empleados argumentado por qué deberían votar por el candidato del gobierno, Felipe Calderón, aunque les decía que eran libres de sufragar por quien quisieran.
El Instituto Federal Electoral (IFE) le ha pedido a los empresarios evitar apoyar públicamente a un candidato u ofrecer beneficios extras a los empleados que no se abstengan de votar.
Hay indicios de que los electores han comenzado a resistir las presiones externas. Lund asegura que un estudio demsotró que en el 2000 mucha gente recibió favores del PRI y les expresó su preferencia durante la campaña, pero al final votó por Fox.
MEXICO - Felicia González confiesa que en las últimas elecciones presidenciales del 2000 estaba indecisa por quién votar hasta que activistas electorales tocaron a su puerta ofreciéndole 200 dólares en efectivo y una cesta llena de arroz, frijoles, aceite y azúcar.
Ello equivalía a más de lo que esta mujer de 35 años produce en un mes en sus labores como empleada doméstica, así que de repente su decisión se hizo más fácil.
Ese es el tipo de fraudes electorales que las autoridades están tratando de erradicar en el sistema mexicano, que tiene un largo historial de corrupción. Y aunque se han logrado ciertos avances, muchos dicen que aún es imposible hablar de un juego limpio en las venideras elecciones del 2 de julio.
María de los Angeles Fromow, fiscal especial de México para delitos electorales, asegura que su despacho ha recibido al menos 250 quejas, incluídas denuncias sobre la desviación de fondos del gobierno hacia campañas de los candidatos oficialistas.
El mismo presidente Vicente Fox ha sido criticado por intervenir en la contienda, especialmente por las propagandas que se han diseñado para promover las virtudes de su gobierno, y por sus peleas verbales con el principal candidato opositor, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
Sergio Aguayo, analista político del Colegio de México, asegura que esas acciones de Fox no son ilegales, pero sí moralmente cuestionables.
Luego de 71 años de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que estableció así una marca mundial de permanencia de un partido en el poder, en el 2000 Fox se convirtió en el primer candidato de oposición en llegar a la presidencia. Anteriormente hubo pocas señales de verdadera competencia electoral en México, exceptuando esporádicos episodios sangrientos por supuestos fraudes.
Las presiones por una reforma se acentuaron en 1988, cuando el PRI fue acusado de alterar los resultados de la carrera presidencial. En aquella oportunidad los primeros reportes computarizados le daban ventaja al candidato de la oposición, Cuauhtémoc Cárdenas. Pero tras un incoveniente informático, al reestablecerse el sistema ya ganaba Carlos Salinas de Gortari, del PRI.
Desde entonces las leyes le han quitado al gobierno poder en materia electoral, creando una agencia autónoma y una corte encargada de juzgar las disputas. Una fiscalía especial, bajo la competencia del procurador general, investiga los crímenes electorales.
Esas reformas pro democráticas permitieron la llegada de Fox al poder. El actual presidente ha ido más allá, logrando la aprobación de una ley que defiende la libertad de expresión y permitiendo una libertad sin precedentes entre los medios de comunicación.
Pero los cambios no han sido para todos. González asegura que en el 2000 el partido de Fox (Acción Nacional, PAN) compró su voto. La organización también fue multada entonces por aceptar ilegalmente fondos de campaña de ciudadanos extranjeros y por excederse en los límites establecidos para el gasto electoral.
También en el 2000 el PRI, entonces partido de gobierno, fue multado por usar en su campaña fondos del sindicato de Pemex, la compañía estatal que explota en monopolio el crudo mexicano.
A principios de la campaña del 2006, varios partidarios de López Obrador fueron grabados recibiendo maletas llenas de dinero en efectivo. Ellos negaron que se trataba de sobornos y alegaron que eran contribuciones voluntarias al proceso. Los críticos contraatacaron diciendo que los fondos obsequiados nunca fueron reportados.
También se ha acusado al PRD, partido de López Obrador, de usar dinero público para comprar votos en la Ciudad de México, urbe de la que el candidato fue jefe de gobierno hasta mediados del 2005. En tanto, algunos miembros del partido de Fox han sido acusados de condicionar labores federales a cambio del apoyo político.
El grupo independiente de observadores Alianza Cívica dice que, de los millones de personas que reciben beneficios de gobiernos encabezados por esos tres partidos, unos 4 millones podrían ser presionadas este año para votar a favor de ellos. Para la secretaria del grupo, Silvia Alonso Félix, ello podría marcar la diferencia en un año donde los sondeos anuncian una contienda electoral tan cerrada.
Como en los comicios del 2000, la oposición ahora ha acusado a los sacerdotes católicos de apoyar al PAN, en clara violación de la ley que prohíbe la interferencia electoral de la Iglesia.
Dan Lund, presidente de la firma mexicana de sondeos Mund Américas, afirma que algunos empleadores también han intentado condicionar el voto de sus empleados.
Enrique Coppel, presidente de una cadena de muebles y ropa, dirigió una carta a sus 30.000 empleados argumentado por qué deberían votar por el candidato del gobierno, Felipe Calderón, aunque les decía que eran libres de sufragar por quien quisieran.
El Instituto Federal Electoral (IFE) le ha pedido a los empresarios evitar apoyar públicamente a un candidato u ofrecer beneficios extras a los empleados que no se abstengan de votar.
Hay indicios de que los electores han comenzado a resistir las presiones externas. Lund asegura que un estudio demsotró que en el 2000 mucha gente recibió favores del PRI y les expresó su preferencia durante la campaña, pero al final votó por Fox.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home