junio 23, 2006

Palos de ciego

Por Manuel Mejido

Los montajes armados por los políticos para confundir y beneficiarse, ya hartaron al pueblo. Uno tras de otro, después de dañar a sus objetivos, se disuelven en la oscuridad y nadie es castigado por tales simulaciones dañinas para la vida nacional.La llegada de Cuauhtémoc Cárdenas a la presidencia del Comité Organizador de la Conmemoración del Bicentenario del inicio de la Independencia y del Centenario de la Revolución, levantó una oleada de comentarios negativos entre los medios intelectuales y de la izquierda.

Se le han dado varias lecturas a esa decisión de Cuauhtémoc. La primera es que aceptar ese puesto transexenal que le ofreció Vicente Fox, equivale a una validación del gobierno panista, empresarial, clerical y de banqueros, tan alejado a la ideología del perredismo.Una segunda lectura se pregunta: ¿Para qué se reunió Cuauhtémoc previamente con todos los candidatos presidenciales? ¿Era necesario acaso para ratificar su vieja idea de una nueva constitución, acercarse antes de las elecciones con los aspirantes y aceptar un cargo anodino como el que se le ofreció precisamente 13 días antes de los comicios?De momento la fotografía de Cuauhtémoc y Fox ya circula en los diarios y los noticiarios de todo el mundo, señalando el encuentro como la aceptación de Cárdenas de todas las ideas derechistas y empresariales de Fox.En cambio la esperada foto de Cuauhtémoc con Andrés Manuel López Obrador, en alguno de sus grandes mítines, se sigue postergando inexplicablemente, porque la izquierda no tendrá en muchísimos años la posibilidad real y tan cercana como la de ahora de acceder a la presidencia.

Aunque en su discurso de aceptación Cuauhtémoc dijo claramente que en ese cargo no había “connotación electoral o partidista, sino que se trata de una invitación que recibí desde hace un mes”.¿Por qué hacer tal montaje publicitario una semana y media antes de las elecciones que se suponen muy competidas y que muchos prevén truqueadas a favor del candidato oficial?Cuauhtémoc volvió nuevamente a la carga con su vieja propuesta de modificar la Constitución. Es un tema urgente.

Pero tenía que haberlo tratado en primera instancia con el candidato de su partido o de plano esperar al Presidente Electo que tendrá México a partir del 5 de julio, cuando se den a conocer los resultados oficiales de los comicios.Los baches constitucionales permiten difamar y calumniar a personas e instituciones dentro de un cuadro de impunidad.

Primero se enloda y descalifica con una mentira y después no pasa nada. Pero la reputación del calumniado queda manchada irremediablemente.Esa escena la hicieron el lunes pasado en la Procuraduría General de la República, Manuel Espino Barrientos, presidente nacional del PAN y José Espina, secretario general, al denunciar a López Obrador y el Gobierno del Distrito Federal que presidió de asociación delictuosa, uso de recursos de procedencia ilícita, extorsión y chantaje.

La acusación se basó en un artículo publicado en el diario El Economista por su director Luis Enrique Mercado, apenas el lunes 12 de este mes. Dice el firmante que tiene en su poder las pruebas de su denuncia periodística.Resulta importante señalar que Luis Enrique Mercado es socio y copropietario del diario con su amigo de toda la vida (que inclusive le dio cobijo en su departamento cuando no tenía nada), el banquero sospechoso de fraudes, José Madariaga Lomelí, hoy presidente del Consejo de Administración del grupo de empresas Hildebrando, S.A. de C. V. propiedad de Diego H. Zavala, cuñado de Felipe Calderón.Por los 14 contratos descubiertos hasta ahora de esa empresa con diversos dependencias del gobierno panista, Felipe Calderón fue acusado de tráfico de influencias, no de firmar documentos, porque sólo un tonto de capirote comete esos ilícitos estampando su firma.Existen marcadas diferencias legales entre la acusación que el PAN le hizo a López Obrador y su gobierno y las que el PRD le fincó a Felipe Calderón.La asociación delictuosa, el chantaje, la extorsión, etcétera, son delitos comprobables.

En cambio el tráfico de influencia es una serie de circunstancias que el Ministerio Público debe estudiar y analizar para decidir si se cometió el delito, aunque 14 contratos con el gobierno panista de Hildebrando, S.A. de C.V. hablan por sí solos.La acusación sin pruebas del PAN a López Obrador, será desechada por el Ministerio Público y sólo se procederá contra los acusadores en caso de que los acusados contra demanden por difamación, un delito gravísimo que en México de las complicidades y la simulación, pasa inadvertido.Sin embargo de la calumnia y la difamación, siempre algo queda.

Pero en este caso preciso es tan infantil e inverosímil la acusación panista que no ha impactado en la campaña de López Obrador, como sí lo hizo la acusación de tráfico de influencias en Felipe Calderón, que lo colocó en la espiral de la derrota.El ambiente político que se vive en México, perdió el rumbo y sus actores discuten, pelean y dan palos de ciego en un lodazal.
mejido@elsoldemexico.com.mx 22/06/2006