junio 17, 2006

Un mal día para la política

Juan Arvizu
El Universal
Sábado 17 de junio de 2006


TORREÓN, Coah.- Fervorosa mujer lagunera eleva una oración al cielo y la expresa en una pancarta, que retrata el ánimo de los felipistas de la Comarca, abrumados por la megamovilización del PRD, en la víspera:

"Madre mía de Guadalupe, madre de nuestro Señor, tú que quieres a los mexicanos, líbranos de López Obrador."

En la Plaza de Armas, cientos de laguneros asisten al mitin de Felipe Calderón, que ocupa un poco más de una calle perimetral de ese corazón urbano. Es una de las citas menos concurridas en la recta final electoral, pero el panista dice que el 2 de julio, López Obrador "nos la.".

Y ahí deja la rima para que la picarezca popular complete la frase.

Un repartidor de víveres que al pasar ve la plaza semipoblada, aun sin cartas credenciales de politólogo, dicta una sentencia de alcance local, "ya valió madre (la elección) con los del PAN, ¿verdad?".

A la gente, el aspirante le describe su escenario del 2 de julio: "La elección está decidida en favor de Acción Nacional". Mientras, la banda La Nueva Sensación Duranguense le roba cámara, pues se forman filas de jovencitas que piden autógrafos.

Calderón suelta un rollo de promesas para los más pobres, pero la concurrencia de los estratos desvalidos no le presta oídos, pues rodean las camionetas que reparten agua, tortas, refrescos, playeras, bolsas, vasos, gorras. Ése es el mensaje de campaña que muchos quieren oír.

La visita a La Laguna es la sombra de los cierres del día anterior en Querétaro y San Luis Potosí, dos estados con gobernadores panistas.

Será el empate de la Selección de Futbol, será el poco panismo local aplastado por la estampida de colonos desordenados que se arrebatan los obsequios de propaganda, o será que López Obrador y la Banda Limón, o viceversa, 24 horas antes colmaron el lecho del río Nazas, con una multitud que eclipsa hoy al aspirante panista.

"Yo quiero un México ganador", es una de las frases felices del aspirante, la ha dicho en el medio tiempo del partido de la Selección mexicana contra Angola, que transcurre en Hannover. Allá, Ricardo La Volpe de traje; acá Felipe Calderón de playera de los ratones verdes.

En Alemania, el director técnico que se jala las orejas y el cabello por los tiros fallidos; en México el candidato en apuros electorales se entrega a la catarsis futbolera. La Volpe y Calderón sufren el empate en sus terrenos y pasan el trago amargo con sorbos de agua.

Y si La Volpe se desgreña en Hannover, en la Comarca Lagunera, Calderón se cruza de brazos.

Ve cómo se le fastidia la fiesta de este día, cada vez que un portero de amarillo angoleño y con mucha suerte impide el gol.

Los panistas siguen la transmisión de TV Azteca, y un diálogo de sus comentaristas de futbol podría subrayar el momento electoral del PAN en La Laguna:

-Esto ya es demasiado sufrimiento.

-Así no se puede vivir.

-Hay que esperar un milagro.

Termina el partido y el evento de campaña se despanzurra; el candidato se va por una puerta lateral; una rifa-gancho la pasan a la Plaza de Armas, donde Calderón leerá la plegaria a la Virgen de Guadalupe: "Líbranos, Señora, de López Obrador".

Pero hay empates que saben a derrota.