A la vista, barruntos del pasado
Ciudad Perdida
Miguel Angel Velázquez
Como en 88, la usurpación que viene Conteo distrital, otro madruguete del IFE
Una vez más, en el Instituto Federal Electoral -el IFE, como se le conoce- se montó el engaño que a modo de madruguete se trató de vender como la verdad de la elección del domingo pasado, y que no es sino la burda repetición del montaje del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) que se vivió entonces.
Desde la misma entraña del IFE se nos ha informado que quienes sacaron los porcentajes del cómputo de las actas en los 300 distritos electorales fueron los mismos que ejecutaron el PREP el domingo anterior, y por eso guardó tan asombrosa similitud con ese ejercicio.
Pero además es preciso explicar que por ningún motivo, que no fuera tratar de hacer verdad la patraña del PREP, el IFE tenía que informar sobre porcentajes de votación. Su deber, si es que trató de dar información a la gente, era exhibir los datos de cada una de las actas electorales y no fabricar los porcentajes que se movieron al ritmo y el capricho de quien los manipuló.
Esta situación, irregular por donde se le vea, también descalifica, otra vez, los resultados y acerca la situación actual a aquel 1988 que tanto horroriza a quienes ahora pretenden repetirla.
En aquel tiempo a Carlos Salinas se le conoció como el usurpador, y su paso ilegítimo por la Presidencia de la República llevó a la quiebra a México.
La pregunta ahora es si estamos frente a un nuevo usurpador y si aquel destino ya vivido tendrá que repetirse para que el neoliberalismo perviva.
Habrá quien repita, para descargo de su conciencia, la cantaleta aquella de que este país ya no es el mismo que el de 1988, y es verdad, las formas y los sistemas para ejecutar un fraude se han sofisticado, aunque lo malo para ellos es que esos sistemas son operados por individuos de escaso coeficiente intelectual que se descubren casi de inmediato, al tratar de ejecutar, con vulgar cinismo, sus triquiñuelas.
No sabemos qué tan efectivo sea acudir al Poder Judicial a pelear lo que el IFE ha arrebatado, porque una y otra vez nos hemos dado cuenta de que la derecha en el poder abolió desde hace un buen tiempo las libertades y la autonomía de los organismos que deberían estar al servicio de los ciudadanos.
La larga noche del neoliberalismo pretende continuar, como si el daño infligido por éste no fuera suficiente. Hoy, frente a la posibilidad de una nueva usurpación, se reta a la paz, a la tranquilidad y a la posibilidad de desarrollo del país.
Pero eso no importa al usurpador, que a fin de cuentas no tendrá que rendir cuentas a la población, porque no es a ella a quien deberá su mandato, sino al engaño.
Por ello, frente a la necedad del IFE de no dar certeza a los comicios con el recuento voto por voto, el PRD y la gente no partidista pero solidaria con el proyecto de gobierno que ofrece López Obrador ya empezaron una nueva lucha, calle por calle, para informar a la ciudadanía de las irregularidades en la elección.
El asunto entonces es que estos comicios no han concluido. Felipe Calderón no es el presidente de México, y aún con toda la desconfianza que supone poner en manos de otro organismo, que también puede convertirse en cómplice del poder, la voluntad de muchos millones de mexicanos, el camino se ha trazado por la lucha legal y pacífica.
A principios de este sexenio dijimos en este espacio que si le iba bien a Fox le iría muy mal a México. A Fox no le ha ido mal, pero el país difícilmente podrá salir de su postración con la tutela de otro usurpador. ¡Cuidado!
Miguel Angel Velázquez
Como en 88, la usurpación que viene Conteo distrital, otro madruguete del IFE
Una vez más, en el Instituto Federal Electoral -el IFE, como se le conoce- se montó el engaño que a modo de madruguete se trató de vender como la verdad de la elección del domingo pasado, y que no es sino la burda repetición del montaje del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) que se vivió entonces.
Desde la misma entraña del IFE se nos ha informado que quienes sacaron los porcentajes del cómputo de las actas en los 300 distritos electorales fueron los mismos que ejecutaron el PREP el domingo anterior, y por eso guardó tan asombrosa similitud con ese ejercicio.
Pero además es preciso explicar que por ningún motivo, que no fuera tratar de hacer verdad la patraña del PREP, el IFE tenía que informar sobre porcentajes de votación. Su deber, si es que trató de dar información a la gente, era exhibir los datos de cada una de las actas electorales y no fabricar los porcentajes que se movieron al ritmo y el capricho de quien los manipuló.
Esta situación, irregular por donde se le vea, también descalifica, otra vez, los resultados y acerca la situación actual a aquel 1988 que tanto horroriza a quienes ahora pretenden repetirla.
En aquel tiempo a Carlos Salinas se le conoció como el usurpador, y su paso ilegítimo por la Presidencia de la República llevó a la quiebra a México.
La pregunta ahora es si estamos frente a un nuevo usurpador y si aquel destino ya vivido tendrá que repetirse para que el neoliberalismo perviva.
Habrá quien repita, para descargo de su conciencia, la cantaleta aquella de que este país ya no es el mismo que el de 1988, y es verdad, las formas y los sistemas para ejecutar un fraude se han sofisticado, aunque lo malo para ellos es que esos sistemas son operados por individuos de escaso coeficiente intelectual que se descubren casi de inmediato, al tratar de ejecutar, con vulgar cinismo, sus triquiñuelas.
No sabemos qué tan efectivo sea acudir al Poder Judicial a pelear lo que el IFE ha arrebatado, porque una y otra vez nos hemos dado cuenta de que la derecha en el poder abolió desde hace un buen tiempo las libertades y la autonomía de los organismos que deberían estar al servicio de los ciudadanos.
La larga noche del neoliberalismo pretende continuar, como si el daño infligido por éste no fuera suficiente. Hoy, frente a la posibilidad de una nueva usurpación, se reta a la paz, a la tranquilidad y a la posibilidad de desarrollo del país.
Pero eso no importa al usurpador, que a fin de cuentas no tendrá que rendir cuentas a la población, porque no es a ella a quien deberá su mandato, sino al engaño.
Por ello, frente a la necedad del IFE de no dar certeza a los comicios con el recuento voto por voto, el PRD y la gente no partidista pero solidaria con el proyecto de gobierno que ofrece López Obrador ya empezaron una nueva lucha, calle por calle, para informar a la ciudadanía de las irregularidades en la elección.
El asunto entonces es que estos comicios no han concluido. Felipe Calderón no es el presidente de México, y aún con toda la desconfianza que supone poner en manos de otro organismo, que también puede convertirse en cómplice del poder, la voluntad de muchos millones de mexicanos, el camino se ha trazado por la lucha legal y pacífica.
A principios de este sexenio dijimos en este espacio que si le iba bien a Fox le iría muy mal a México. A Fox no le ha ido mal, pero el país difícilmente podrá salir de su postración con la tutela de otro usurpador. ¡Cuidado!
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