julio 05, 2006

El fraude según San Hildebrando


Julio Hernández López, La Jornada

Percepciones abortadas Robo hormiga Delincuencia cibernética

1. El Programa de Resultados Electorales Preliminares del IFE fue organizado para instalar con rapidez y contundencia la percepción de que Felipe Calderón iba ganando con holgura. Los primeros datos dados a conocer por el citado PREP fueron los electoralmente más favorables para FC, pero enseguida y hasta el final del conteo esa tendencia bajó atípicamente. Dicho de otra manera: el PREP acomodó las cifras de casillas de lo más favorable a FC hasta lo desfavorable, en una picada similar a una resbaladilla infantil. En cambio, los números de López Obrador arrancaron de lo más bajo y mantuvieron una línea ascendente hasta que, al ir contabilizado 85 por ciento de las casillas, entraron en una caída poco explicable. Las encuestas de salida de televisoras, que serían anunciadas a las ocho de la noche, o la conferencia de prensa de Luis Carlos Ugalde a las once de la noche, o la posposición de la conferencia programada para la una de la mañana (que finalmente se desechó), habrían servido para que los medios electrónicos y el consejero presidente del IFE confirmaran la tendencia favorable al panista. El reino de las percepciones se empantanó cuando el PRI salió a descalificar ese proceso demoscópico-cibernético-mediático. Luego, los hilos computacionales se enredaron de tal manera que el trío FUC (Fox, Ugalde y Calderón) tuvo que suspender el Plan A.

2. Y entonces comenzó el sufrir de los cibernéticos hildebrandos, pues al continuar la emisión de resultados preliminares se llegó a un punto (con 85 por ciento de las actas de casillas procesadas) en que la tendencia declinante de Calderón habría de cruzarse con la ascendente de López Obrador y, al llegar al final de la suma de esos resultados preliminares, y de mantenerse las tendencias hasta entonces presentes, AMLO inevitablemente quedaría como ganador. Entonces (Plan B) entró un factor de lentitud en el suministro de datos, que aunado a variables inexplicadas en cuanto a número de actas contabilizadas y cifras anunciadas sembró angustias de madrugada y certezas matutinas, de medio día, vespertinas y nocturnas de ayer, en el sentido de que los resultados estaban siendo manipulados.

3. Todo lo anterior es una interpretación libre de los Evangelios según San Hildebrando. Los que no quieran (con toda razón) creer en esas revelaciones astilladas, pueden asomarse a escritos serios y formales como el elaborado por Luis Mochan, que están disponibles tanto en la versión cibernética de esta columna en La Jornada como en www.juliohernandez.com.mx o en http://em.fis.unam.mx/public/mochan/elecciones/. Es interesante, en particular, la gráfica que muestra la caída numérica de Calderón, el ascenso de López Obrador y el momento en que la tendencia creciente de AMLO es cambiada hacia la baja.

4. Es absolutamente imposible dar cuenta en un espacio como éste del rosario de muestras del fraude hormiga que llegan, documentadas, por correo electrónico. Desde luego, los viejitos bajo sospecha de ser lopezobradoristas fueron borrados del padrón. Además, los datos provenientes de las turbias encuestas telefónicas que procuraban exasperar a los seguidores de López Obrador sirvieron para detectar a quienes deberían ser rasurados de la lista nominal de electores. Muchos de los inconformes fueron enviados a las casillas especiales, donde sabidamente tendrían pocas oportunidades de sufragar, por el número reducido de boletas electorales acordadas por los partidos. La nueva distritación federal generó también confusiones que dejaron a mucha gente sin posibilidad de votar.

5. Y las huellas del delito fueron dejadas en gran cantidad por los defraudadores oficiales. Los resultados de muchas casillas, tomados por representantes partidistas o por ciudadanos observadores, no coinciden con lo que a toda carrera debieron improvisar los programadores para "cuadrar" las cuotas triunfales a favor de Calderón. En determinados momentos, las páginas electrónicas del PREP ofrecieron cifras discordantes respecto al número total de las casillas cuyos datos se contabilizaban e incluso respecto a las cantidades favorables a uno u otro de los dos principales contendientes. El desbarajuste de cifras también incluye, por supuesto, contabilidades duplicadas, como las que semanas atrás comprobó esta columna respecto a las bajas en el padrón por duplicados: resultados de casillas sumados varias veces y, desde luego, resultados alterados o desaparecidos (además de que a votantes poco atentos se les daban menos boletas de las que les correspondían).

6. No hay duda de que se está en presencia de un amplio operativo de delincuencia cibernética, obviamente organizada. Hay quienes aseguran a esta columna que se trata de un operativo llamado clave azul y, desde luego, diversos lectores aseguran que los saltos numéricos que fue dando el PREP fluctuaron siempre alrededor de los 350 mil votos, como si hubiera un factor interno de programación, un algoritmo, que produjo las maravillas hildebrándicas del fraude electoral calderónico.